12/01/2017
Una obra rápida, parte dos

Esta es la segunda parte del artículo que se publicó ayer sobre nuestro reciente viaje misionero a Papúa Nueva Guinea:

El domingo por la mañana, llegó nuestro orador invitado. Nos regocijamos mientras la voz del Hermano Branham resonaba desde el púlpito, revelando la cura de la amnesia espiritual. Nuestros corazones estaban efusivos de saber que verdaderamente vivimos en los días de la Voz. Gloria a Dios, pues Él nos dio un oído para oír. Recibimos una demostración poderosa del Espíritu Santo en acción a medida que Dios vindicaba las palabras de Vida Eterna que nos impartía el mensajero.

Había llegado la hora de distribuir el Maná vivificante. En un verdadero gesto de amor fraternal, los pastores colaboraron para que el material se distribuyera equitativamente entre los creyentes. Lágrimas empañaron mis ojos al ver la desesperación de los hermanos por recibir el poco material. Anhelo el día en que el primer cargamento desembarque en el puerto de la ciudad de Lae.

Luego tuvimos que despedirnos. Los santos se reunieron en el terminal para esperar un minibús que los condujera a las tierras altas, de regreso a sus hogares.

Derrumbe en la vía de las Tierras Altas

La vía de las Tierras Altas es la carretera principal de Papúa Nueva Guinea, la cual, en la mayor parte de su extensión, solo consta de dos carriles que adolecen de baches y derrumbes. También son frecuentes, especialmente en la región de las Tierras Altas, atracos y robos a mano armada. Me impresioné cuando un hermano me contó que en autobús su trayecto a casa superaba las diez horas. Oré por ellos y descansé en la promesa de que Él siempre cuida de los suyos.

Después que partieron los santos, medité en las reuniones en Lae y agradecí a Dios por descender poderosamente. Dios asumió el control de la reunión, manifestando Su poder en confirmación de que Él siempre nos acompaña.

Puerto Moresby

El ATR turbopropulsado de la aerolínea de Papúa Nueva Guinea aceleró potentemente por la pista de despegue, rumbo a Puerto Moresby. Con una sonrisa disfruté el anuncio de la seguridad aérea en tok pisin. Pensé que tras pasar unos días más en el país empezaría a entender algo… ¡Qué idioma tan extraordinario!

En el aeropuerto de Puerto Moresby me brindaron una bienvenida encantadora. Los pastores me saludaron con los brazos abiertos y agradecieron al Hermano Joseph por el material que VGR les ha enviado en los últimos años. Siempre es muy emocionante conocer personalmente a un creyente con el que uno ha mantenido correspondencia a lo largo de los años. Qué divertido es emparejar cada rostro con la imagen que uno se figuraba. Imaginen lo maravilloso que será cuando todos nos encontremos en el Cielo con los santos de antaño. ¡Qué día de regocijo será!

Los hermanos de Puerto Moresby me inspiraron mientras expresaban su carga por las misiones. Les encantó el potencial de los tratados y el sitio web de themessage.com. Gocé de una gran bendición al oír sobre sus testimonios personales y la posición firme que adoptaron por la Palabra de Dios de hoy. Sentí un verdadero lazo de amor y un incentivo a cooperar más con los hermanos para compartir la carga.

Agradecemos al Hermano Joseph, por el amor que abriga por este Mensaje y el pueblo de Dios de todas partes de la tierra, y asimismo a los creyentes que en todo el mundo hacen tales sacrificios para posibilitar viajes como estos. Me costó marcharme, pero quedé contento, sabiendo en mi corazón que Dios está obrando en Papúa Nueva Guinea.

Con vigor renovado los hermanos consolidaron la responsabilidad que Dios les encomendó: mantener viva la Voz de Malaquías 4 en Papúa Nueva Guinea y permanecer firmes junto a Dios, conscientes de esto: “Si nacemos de nuevo del Espíritu de Dios… Dios no tiene partes pequeñas y débiles y partes grandes y fuertes; ¡Él es plenamente Dios! Y si en su interior hubiera lo suficiente de Dios, así fuera apenas una sombra, el poder bastaría para hacer una nueva tierra; el poder bastaría para hacer una nueva luna y un nuevo sistema. Es Dios y es fuerte”. Los hermanos ardían. Con ese poder, TODO es posible para Papúa Nueva Guinea.

¡Dios los bendiga, santos!

Equipo misionero de VGR

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