17/01/2017
Dios en simplicidad

130 La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.

Salmos 119:130

Dios ha fijado Su Propia manera de hacer las cosas: enviar avivamientos, hablar, predicar, lo que sea. Él tiene Su manera de hacerlo, y nosotros no somos nadie para decirle a Él cómo hacerlo. Lo hace como a Él le place hacerlo.

Tratando de hacer un servicio a Dios... (65-1127B)

Sean pacientes. Quizás un hijo, un hermano o una amada esposa aún no han recibido la visión, pero la Palabra nos enseña a aplicar la Señal y encomendarle esa carga a Dios. Él obra en Su tiempo y a Su manera, pero podemos confiar en que Él también cumple Sus promesas. Lo único que debemos hacer es esperar con ansias el momento en que lo veremos cumplir esas promesas.

Los ojos espirituales de esta hermana se abrieron gracias a una de las parábolas más simples. Ahora puede declarar: “Me alegra tanto afirmar que soy uno de ellos”.

Deseo compartir un testimonio de cuando el Señor, por medio de las zarigüeyas, me abrió los ojos al Mensaje y salvó mi alma. El Hermano Branham explicó que el Señor utiliza algo preciado para nuestro corazón con el fin de captar nuestra atención.

Me encantan los animales. A los 17 años comencé a trabajar en una veterinaria y disfrutaba mi empleo. Me casé con un hombre que se crio en el Mensaje, pero no lo vivía. Yo era una bautista auténtica y pensaba que era Cristiana. Poco después de casarnos, él empezó a asistir a una iglesia de las cintas, a donde lo acompañaba porque creía que era mi deber como esposa, ¡aunque me parecía que estaban locos! Mi esposo nuevamente rindió su corazón al Señor. Tuvimos altibajos y procuré convencerlo de dejarme, pues consideraba que él merecía una verdadera esposa Cristiana, que tuviera el cabello largo, vistiera falda larga y escuchara las cintas. Yo sabía que jamás haría esas cosas, pero él me amaba y no permitió que ni mencionara el tema. Percibí algo real en esas personas; eran auténticas y poseían una fe verdadera. Empecé a entender un poco y a cuestionarme de todo.

Un día, mientras conducía hacia el trabajo, divisé algo en la carretera y, al pasarle por encima, noté que eran crías. Así que dejé a mi hija en la casa de su tía, quien es creyente del Mensaje, y regresé al lugar donde las vi con la esperanza de que nadie las hubiera atropellado. Me bajé a investigar y me encontré con tres crías de zarigüeya. Quizás atropellaron a la mamá y algunos bebés se cayeron de su espalda. Las cobijé con mi abrigo y las llevé al trabajo. Mi jefe quería practicarles la eutanasia, pero le dije: “No, yo voy a criarlas”. Entonces las traje a casa y las alimenté con biberón; ellas me consideraban su mamá. Eran tan feítas que me resultaban tiernas. Todos creían que estaba loca, pero las quería y cuidé como haría con cualquier otro animal. A mi esposo no le agradaban en absoluto. Durante una visita, mi suegro comentó: “¿Sabías que el Hermano Branham oró por una zarigüeya y el Señor la sanó?”, y me dio un libro del Mensaje para que leyera la historia. La disfruté mucho y empecé a creer, pero sencillamente no podía librarme de los pantalones. Temía perder mi trabajo y a toda mi familia. Aun así, el Señor siguió lidiando conmigo hasta que, tras varias semanas sin usar pantalón, me bauticé de nuevo. ¡Mi vida cambió para siempre!

Creo que el Señor dejó a esas zarigüeyas bebés en mi camino. ¡Él utilizó algo preciado para mi corazón con el fin de salvar mi pobre alma perdida! La mayoría no se detendría a recoger zarigüeyas, pero Dios sabía que yo sí. Lloré el día que tuve que liberarlas en su hábitat, pero mi esposo me confortó: “¿No crees que el Dios que las creó es más que capaz de cuidarlas?”. Eso me llamó la atención y pensé: “¡Así es!”. Sonrío siempre que escucho la historia de la zarigüeya; ocupa un lugar especial en mi corazón.

Gracias al Señor, ahora me quedo en casa, les enseño a tres hijos encantadores, tengo un esposo y un matrimonio asombrosos y, sobretodo, ¡estoy salva y llena del Espíritu Santo por Su maravillosa gracia y misericordia!

¡Dios los bendiga a todos y a Su Novia alrededor del mundo! :)

P.D. ¡Ahora soy una de esas personas locas! ¡Gloria a Dios!

Anónimo

Historia de la madre zarigüeya

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