El Hermano Branham dijo que las pruebas son más preciosas que el oro.
Algunos dirían que soy una persona nerviosa, y cuando la situación se complica me angustio un poco. Sin duda estoy aprendiendo a apoyarme en Jesús.
Durante las últimas dos semanas, no paran las pruebas. Cada día parece que el diablo está ansioso por estorbar mi vida con algo negativo.
Comenzó con cuestiones poco importantes, como un diamante de mi anillo, que se desprendió. Luego se volvieron más graves, como la raspadura que sufrió mi hijo en el ojo y una gotera en el lavaplatos. Usualmente, perdería el control y me estresaría mucho, pero estas últimas semanas me he dedicado a alabar al Señor, responder un cuestionario de la cinta con los niños o testificar que todas las promesas que conozco se cumplirán.
Sé por qué ocurre esto y me siento más que alegre. ¡A Satanás le disgusta mucho que mi familia y yo a diario nos acerquemos más y más al Señor!
Espero que esto anime a la Novia de Cristo a seguir escuchando las cintas, sin importar el tamaño de sus pruebas.
¡Dios los bendiga!
La Hermana Elise