02/03/2018
Más preciosas que el oro

Dios no hace acepción de personas con Sus hijos. Cada hijo que viene a Dios primero debe ser probado o castigado. ¿Lo captan? Primero debe ser probado o castigado, corregido, instruido como hijo, adiestrado, todos sin excepción, cada hijo… ¿Han pasado por pruebas? ¿Han pasado por tribulación? ¿Han sufrido persecución? Entonces soporten estas cosas; Uds. son verdaderos hijos de Dios.

Pero, cuando no pueden resistir el castigo, cuando la vara azota fuerte, y Uds. se apartan y regresan al mundo, la Biblia dice que son hijos ilegítimos y no los hijos de Dios. Pues, cuando un hombre nace del Espíritu de Dios, él espera eso y anhela esas cosas.

Y la Biblia dice que esas pruebas que se nos presentan, ese fuego de prueba, nos son más preciosas que el oro. Piénsenlo.

El pacto de Dios con Abraham y su simiente (56-0223)

Examinando nuestro pasado, todos podemos ver que Dios desde el principio nos trazó un plan y todos nuestros pasos los predestinó el Señor. Hasta nuestros errores o el fuego de prueba que todos sufrimos son más preciosos para nosotros que el oro, por cuanto prueban nuestra fe y la consolidan en el mismísimo Jesucristo, el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Todos experimentamos situaciones como las de esta hermana. Nos colmamos de problemas y nos preguntamos: ¿qué más podría salir mal? Entonces, surgen más inconvenientes. Ella nos muestra un buen ejemplo de mantener una actitud positiva, pues sabemos que nuestra redención está cerca.

El Hermano Branham dijo que las pruebas son más preciosas que el oro.

Algunos dirían que soy una persona nerviosa, y cuando la situación se complica me angustio un poco. Sin duda estoy aprendiendo a apoyarme en Jesús.

Durante las últimas dos semanas, no paran las pruebas. Cada día parece que el diablo está ansioso por estorbar mi vida con algo negativo.

Comenzó con cuestiones poco importantes, como un diamante de mi anillo, que se desprendió. Luego se volvieron más graves, como la raspadura que sufrió mi hijo en el ojo y una gotera en el lavaplatos. Usualmente, perdería el control y me estresaría mucho, pero estas últimas semanas me he dedicado a alabar al Señor, responder un cuestionario de la cinta con los niños o testificar que todas las promesas que conozco se cumplirán.

Sé por qué ocurre esto y me siento más que alegre. ¡A Satanás le disgusta mucho que mi familia y yo a diario nos acerquemos más y más al Señor!

Espero que esto anime a la Novia de Cristo a seguir escuchando las cintas, sin importar el tamaño de sus pruebas.

¡Dios los bendiga!

La Hermana Elise