16/03/2018
Él me halló

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

Lucas 5:32

Rendí mi vida al Señor alrededor del 2011 y oré a Dios para que me mostrara Su Verdad y cuál era Su voluntad en mi vida.

Quería bautizarme, pero algo en mi interior anhelaba más y busqué al Señor a fondo en oración. Pude haberme unido a una denominación y adoptar el bautismo católico, como he hecho muchas veces, pero eso nunca me cambió en realidad. Me sostenía por cierto tiempo, pero luego volvía a caer en pecado y no hallaba paz.

Cuando le entregué mi vida a Él, mi matrimonio estaba casi destruido. Tenía una niña de seis años. Oré día y noche para que Dios me revelara Su voluntad y la situación fue de mal en peor. Aparte de que mi matrimonio estaba arruinado por adulterio, repentinamente contraje una enfermedad de la piel que me aquejó mucho. Sentía un ardor intenso en el rostro y la piel comenzó a desprenderse. A diario rogaba y clamaba para escapar de ese tormento. Acudía a los médicos y nadie podía ayudarme.

Habiendo pasado muchos meses buscando al Señor para que me sanara y orando constantemente, un predicador y una iglesia oraron por mí, como respuesta a una carta que escribí. Oraron fervientemente y recibí mi sanidad. Concluyó y recuerdo que oré a Dios para que abriera mi vientre de nuevo y muy pronto quedé embarazada. Queríamos comprar otra casa. Visitamos una compañía hipotecaria y mi esposo le dijo al agente que yo era Cristiana. Él sacó su Biblia y me entregó un libro de William Branham sobre las siete edades de la Iglesia.

Después de leer, Dios me habló y lo contactamos pidiendo el bautismo en el Nombre de Jesucristo. Él me dio sus CD y por esa época mi hija, a los ocho años, entregó su vida a Dios.

Han ocurrido muchos hechos sobrenaturales. Creo que Él se revela al cuerpo de Cristo y confirma Su voluntad. Ciertamente recibí liberación. Era una adultera, me gustaban las drogas, bebía y también fumaba en exceso. Me despojé de esos cigarrillos un día y dije: “Señor, por favor, quita ese deseo de mi corazón”. Nunca más me interesaron. Le agradezco a Él por todo lo que ha hecho.

Nuestro matrimonio se restableció. Ahora tenemos una niña de once años, una niña de cuatro años y un niño de dieciséis meses. Recuerdo pedirle a Dios una simiente de Abraham, una simiente justa que no pereciera. Gracias a esa oración, Él me concedió otra hija y un hijo.

Doy gracias al Señor por enviar a Su profeta para impartirnos Su Verdad. Sigamos orando los unos por los otros. Un día nos reuniremos en el maravilloso Reino de Dios y lo adoraremos en Espíritu y en Verdad. Por favor, oren por mi esposo, quien está perdido. Mi hermana necesita oración y les pido que oren por mis hijos y mi familia.

La Hermana Nicole

Estados Unidos

Nuestra querida hermana:

Sí, con toda seguridad, oraremos por su esposo y su familia. Los que lean este artículo la apoyan, sabiendo que Dios escucha la oración de Su Novia, y reclamamos sus nobles peticiones en el Nombre de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Tenga la certeza de que todo saldrá bien.