16/02/2017
La simplicidad

Ahora, aprecio que piensen que Cristo responde la oración. Si no recibieron su pañuelo aquí, solo escríbanme a Jeffersonville, Indiana. Ahora, no intento conseguir su dirección. Se cuesta contratar secretarias y demás para contestar las cartas. No tengo programas ni nada que patrocine, nada en absoluto; no pido ni un centavo; no tienen que enviar ni un centavo. A veces lo hacen para pagar gastos de envío. Cada año enviamos miles de millares de cartas alrededor del mundo. Así que incluimos un paño de oración, un trozo de tela por el cual oré yo mismo. Ahora, si mi niño estuviera enfermo, me gustaría que alguien en quien confío lo enviara. Ahora, el secretario redacta la carta, pero yo oro por el paño. Así es tal cual. Y, ahora, si quieren uno, y... (Gracias hermano...?...) Si no... Si no necesitan uno en este momento, pídanlo y al recibirlo guárdenlo en su Biblia en Hechos 19. Si algo pasa, sáquenlo y colóquenlo sobre el paciente. Si el tiempo lo permite, les relataré unas experiencias asombrosas que han sucedido. Ahora, vamos a orar por los que están aquí.

A Él oíd (59-0424E)

Recibimos este correo electrónico de parte de un hermano de Australia, quien está agradecido con Dios porque Él aun cumple Su Palabra y puede usar la sanidad de un animal para testificar a su familia.

El otro día fui a orar por la yegua de mi cuñada, la cual se hirió la pata gravemente con una cerca de alambre. Estaba demasiado angustiada, pues el veterinario le advirtió que si no presentaba mejoría en las próximas 48 horas, tendría que sacrificarla.

Ella quiere mucho a esa yegua. Mi cuñada es pentecostal de la denominación y su esposo es un ministro, pero la desconcertó que fuéramos a orar por su yegua. Con una mano coloque el paño de oración sobre su cabeza y esta apoyó su hocico en mi otra mano mientras oraba. Entonces recostó su cabeza en mi pecho y la dulce Presencia del Espíritu Santo se manifestó para sanarla.

El veterinario regresó al día siguiente, retiró el vendaje, examinó la herida y aseguró que se recuperaría. ¡Alabamos al Señor! Oramos para que estos detalles que obra el Espíritu Santo sirvan de testimonio para probarle a mi cuñada que Cristo aún vive.

¡Dios los bendiga!

El Hermano Simón Cullinan

Australia

Posteriormente el Hermano Simón escribió:

Pude hablar con mi cuñada y le referí el testimonio de una hermana que publicaron en el sitio web de VGR, sobre la madre zarigüeya y el Hermano Branham. También vamos a regalarle el libro de esa misma historia.

Mientras conversábamos, nos contó que, cuando la yegua se hirió, el veterinario señaló que sus posibilidades de recuperarse eran del diez por ciento. Nos contó que se sorprendió al verla correr de nuevo. Le alegra mucho lo que el Señor ha hecho, pues la pata de la yegua está sanando bien.

Fotografías

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