No creo que a un Cristiano le ocurra algo por casualidad. Pienso que Dios lo ha ordenado, por cuanto Jesús dijo que haría que todas las cosas ayuden a bien a los que Lo aman.

Dios quiere que Ud. se separe de todo lo que se llame pecado. Que completamente se reserve para Él y solo para Él. Él tiene un propósito para su vida, cada individuo, de modo que nadie más sobre la faz de la tierra pueda ocupar su lugar. Dios tiene algo para Ud. Así fue hecho Ud. Fue hecho con un propósito. Dios es soberano en Su obra.

Estoy tan contento que un hombre puede servir a Dios a tal grado que el diablo no sabe qué hacer con él. Correcto. Simplemente obedecieron a Dios a tal grado que el diablo dijo: “¡Oh, vaya, váyanse! Ya—ya no quiero oír más de esto”. Correcto. Ud. lo puede hacer, a tal grado.

Nosotros sólo esperamos la venida del Señor. Sólo esperen; mantengan sus lámparas preparadas, llenas todas de aceite. Oren cada hora, no cada día, cada hora. Manténganse listos; estén listos, sean dulces, y vigilen...

Constantemente, no juzgue su vida por cuánto poder Ud. tenga para obrar milagros. Y no nos juzgamos por cuánto conocimiento uno tiene de la Palabra. Sino que siempre júzguese a sí mismo, mire atrás y tome inventario de la clase de fruto que la vida que Ud. vive presentemente está produciendo ahora. ¿Ve?

Cuando estoy afligido, yo encuentro mi satisfacción en Cristo, no en un cigarrillo, no en las cosas del mundo, no en unirme a algún credo; pero en encontrarlo a Él, la Palabra prometida que Él dijo: “Si me fuere, vendré otra vez para tomaros”. Yo encuentro mi gozo en eso. Él es mi Gozo.

Pero un día el Señor, en una visión, me corrigió. Y El dijo, que: “La evidencia del Espíritu eran aquellos que podían recibir la Palabra”, ni amor, ni hablar en lenguas, pero es recibir la Palabra.

Ahora, no discutan. ¿Ven? El mal genio engendra mal genio. Cuando menos piensa, Ud. contrista al Espíritu Santo y Ud. entrará en la discusión. Entonces el Espíritu Santo se va volando. El mal genio engendra mal genio. Y el amor engendra amor. Esté lleno de amor. Jesús dijo: “En esto conocerán todos los hombres que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Ése es el fruto del Espíritu Santo, amor.

Ahora, “Él dará Su fruto en su tiempo”. Fíjense en cada “su”, el pronombre personal allí. Ése es Su fruto, el fruto de Dios, en el tiempo en que el—el profeta lo está trayendo. Será en el tiempo del profeta; el fruto de Dios, en el tiempo de Dios, en la sazón del profeta. ¿Ven? “Él dará Su fruto en su tiempo”. Miren si allí no hay dos “su”. “Él trae Su, el fruto de Dios (¿ven?), en el tiempo en que el mensajero ha sido ordenado a venir”; él los producirá. Ahora recuerden eso; el mensajero que trae el fruto de Dios, lo traerá en el tiempo de Dios, en la sazón del que lo trae. ¿Ven? “Él dará Su fruto en su tiempo”. Y no se puede secar. ¿Por qué? Él tiene fruto predestinado allí. No lo puede destruir, porque ha sido predestinado.

Dios, crea en mí un avivamiento. Permíteme que yo sea el avivamiento. Permite que cada uno de nosotros sea el avivamiento, el avivamiento en mí. Hazme, Señor, hambrear, hazme tener sed. Crea en mí, Señor, aquello que es necesario en mí. Permíteme desde esta hora en adelante ser Tuyo; un siervo más consagrado, un mejor siervo, más bendecido por Ti; más capaz, más humilde, más amable, más dispuesto a trabajar; mirando más a las cosas que son positivas y olvidando las cosas que están en el pasado, y lo negativo. Permíteme presionar hacia la marca del alto llamamiento de Cristo. Amén. Ése es nuestro deseo, ¿no es así?

Yo siento que Uds. son mis hijos. Uds.—Uds. son las estrellas que yo… Si yo llego a tener una cuando llegue allá, Uds. serán esa joya, la parte que brilla más, en la—en la corona de mi ministerio. Cuando sea coronado, Uds. serán esa joya.