27/02/2017
Cartas de prisioneros

Ya sea que al leerlas lloren, sonrían o se regocijen, es poco lo que nos produce tanta bendición como estas súplicas sinceras provenientes del encarcelamiento de una celda. A continuación leerán unos extractos de cartas que recibimos en nuestro ministerio de las prisiones.

Me ocurrió algo curioso. Mi papá es un ministro, así que ya saben cómo me criaron. Bien, mi familia prácticamente me desechó por ser una afrenta a sus creencias (ustedes entienden). Me encontré con un libro sobre las edades de la Iglesia y lo leí. Esto es lo único que puedo decir: ¡vaya! Jamás oí de algo así. Todos los nombres y las fechas me desconcertaron; era completamente nuevo. Bien, mientras hablaba por el teléfono con mi madre, le pregunté si había escuchado de Colombo; contestó que le preguntaría a papá. La próxima vez, me comuniqué con él y conversamos sobre la Biblia. Indagó sobre el maestro, así que le conté que es el Hermano Branham. El silencio reinó y entonces dijo: “Hijo, no volveremos a tocar el tema”. Ahí terminó la llamada. Bueno, lo lamento, pero conozco la Verdad ¡y sé que el Hermano Branham es de Dios! Las palabras de ningún predicador se comparan con estas y jamás me van a disuadir.

Dakota del Sur

¡Que Dios les conceda gloria en el Cielo! Me gustaría alabar al Señor y agradecerles por permanecer con las palabras del Hermano Branham. Este Mensaje recorrerá el mundo. Rendí mi vida a nuestro Señor Jesucristo, mi Dios, en el 2007. En el 2017, conocí a Jesucristo leyendo Cristo es revelado en Su propia Palabra ¡y el Hermano Branham me remontó de una idea a un Dios viviente! ¡Alabado sea Su Nombre! Que Dios los fortalezca para proseguir esta obra hasta Su venida.

Texas

Gracias por apoyarme. Llevo años leyendo el Mensaje, ¡el cual es la Palabra revelada de Dios! Agradezco a Dios por permitirme contribuir en lo que pueda a Su obra.

Arizona

Acabo de leer, mejor dicho ojear, las Setenta semanas de Daniel. Digo “ojear”, puesto que no sé cuántas veces hay que estudiar este libro para afirmar que uno lo leyó. Considero que leer significa entender. Puedo asegurar que este no es un libro mundano, sino uno inspirado por Dios mismo, lo cual me demuestra la confianza y la fe que Él tenía en el Hermano Branham. Sin duda, exactamente así fue con Pablo, Mateo y los demás escritores originales. Estoy ansioso por leer más literatura del Hermano Branham.

Florida

Primero que todo, el próximo mes asistiré a la audiencia de libertad condicional y les pido que oren para que se cumpla la voluntad de Dios. Antes oraba para que me liberaran; pero, luego de leer la literatura del Hermano Branham, ¡prefiero la voluntad de Dios! En segundo lugar, aprecio todo lo que envían y, por favor, les pido más. También necesito una Biblia, pues regalé las nueve que tenía. Me encontré con un recluso de cincuenta y tres años que nuca había visto una Biblia, así que le leí un poco. Los dos terminamos llorando; él lloró porque nunca había escuchado Juan 3:16 y yo porque él jamás lo había oído. Le conté de ustedes, pero se iba en dos semanas y no había tiempo para que consiguiera una, así que le di la mía. Es por eso que estoy solicitándola.

Illinois

Por favor, envíenme más material; no puedo pagarlo. No tengo plata ni oro, pero, así como recibo gratuitamente, regalo lo que recibo.

Dios los bendiga,

Nuevo México

Solicité una Biblia al capellán. Respondió que no hay. Entonces le comenté que en la capilla he visto presos con Biblias. Me indicó su dirección con la advertencia de que lo que él puede enseñar no está a la altura de los libros que ustedes envían. Ahora estoy interesado. Por favor mándenme lo que ofrezcan.

Alaska

Dios los bendiga a todos. Este es mi último pedido, pues saldré el próximo mes. Remontándome a los años pasados, veo que el Hermano Branham siempre ha permanecido junto a mí. En mi mente oigo sus palabras; es hermoso. Les agradezco por su devoción por el ministerio al que se han dedicado y oro para que un día yo también pueda contribuir a tenderles una mano a los que siguen tras las rejas. Los contactaré en cuanto me organice.

Georgia

El Señor está pendiente de todo. El otro día me sentía apesadumbrado, pues no tenía nadie con quien confraternizar. Estaba aseando las mesas en el almuerzo y alguien se acomodó en una que acababa de limpiar, siendo que había muchas otras desocupadas. Me acerqué con el balde y el trapo y le expliqué: “Acabo de limpiar esta mesa”. Se quedó mirándome. Acepté que se sentara donde quisiera. Dijo: “Aprecio una mesa limpia, señor”, así que sonreí y me dispuse a marcharme. Entonces me sondeó: “¿Qué opinaría de alguien que afirmara haber oído una voz de un árbol?”. ¡Supe por qué se encontraba ahí! Le dije: “¿A qué se refiere?”. Me preguntó: “¿Le creería?”. Contesté: “Lo creo de todo corazón”. Con lágrimas en los ojos, nos estrechamos la mano y nos despedimos: “Dios lo bendiga”. Me dijo: “Será mejor que continúe su trabajo”. Mi día se renovó, hermanos.

Arkansas

Llevo dos años recibiendo libros del Mensaje y el segundo libro me bastó para entender que estos libros son las Palabras de Dios. Es como una Biblia viviente. Y luego uno se allega tanto a esa Palabra que se vuelve lo único en lo que uno piensa. Me encanta y hablo todo lo posible sobre el Misterio de Dios. Mientras leía Dios revelado en Su Palabra, me pareció que repentinamente alguien lanzó un fósforo y cayó en la página que leía. Salté y otro preso preguntó: “¿Qué fue eso? Una luz pareció salir de tu libro”. Revisamos cada rincón, pero no encontramos nada. Lo que sí sucedió fue que dos reclusos me pidieron el libro para cuando lo termine. A veces se requiere un milagro para motivar a la gente.

Carolina del Sur

Agradezco a Dios por presentarme al siervo de Dios William Branham, pues él ha afianzado mis creencias en el Señor. Dios nos ha impartido mucho alimento espiritual por medio de sus mensajes. Expreso mi gratitud a su iglesia por poner estos libros a nuestra disposición.

Que Dios los bendiga ricamente en esta Navidad y el año venidero.

Gracias por todo lo que han hecho por mí.

Indiana

La verdad es que, sin la Palabra Hablada del Hermano Branham, probablemente no estaría aquí. En esta cárcel, se la pasan peleando y los guardias no hacen nada, pues es casi imposible detenerlos. Continúan hasta que alguien queda gravemente herido y luego lo trasladan. Verán, ustedes llevan años suministrándome libros y la Palabra de Dios ha cambiado todo mi carácter. Rendí mi corazón, todo mi ser, al Señor y Salvador Jesucristo. He descubierto que una de las virtudes de la sumisión es sabiduría en el proceder. Cuando me llamaron para anunciarme que me trasferirían a esta prisión, me advirtieron que no me metiera en problemas (verán, no tardaré en salir de aquí). Por tanto, después que me transfirieron, me encontraba en el patio leyendo El único lugar de adoración y de repente sentí la urgencia de entrar, así que lo hice de inmediato, me senté en una mesa y retomé mi lectura. Al cabo de unos cinco minutos, anunciaron que todos debían regresar a su celda para efectuar un conteo. De regreso, observé unos reclusos que estaban apaleados y sangrientos, por lo que indagué con mi compañero de celda, cuyo ojo estaba amoratado. Me contó que, poco después que me retiré, se desató una fuerte riña. Hermanos, eso no me ha ocurrido una sola vez, sino muchas, desde que llegué aquí. Agradezco al Señor por proteger mis libros y a mí. Me quedan solo unos cuantos meses.

Sudáfrica

Oro por ustedes. Leí el libro sobre la Deidad. Se lo enseñé al capellán y él me señaló que en la Biblia es una trinidad; allí mismo se puede leer. Sí me gustan mucho los libros y he solicitado más porque son únicos. El capellán mencionó que el reverendo Branham es un hombre de Dios, así que los libros son una bendición; solo tienen ese error. Gracias.

Texas

Soy un drogadicto de más de cuarenta años. He pasado toda mi vida entrando y saliendo de la cárcel y anticipo entre veinte y cuarenta años. Uno se sienta aquí, rememora el pasado y se pregunta qué pudo ser diferente. A decir verdad, no lo sé. Muchos han llevado mejores vidas que la mía y aun así terminan aquí. Sabía que mi vida tenía que cambiar, pero no hay esperanza en el mundo de afuera. Estaba buscando un libro y encontré uno de Gordon Lindsay que trata de un hombre enviado de Dios. Me pareció interesante. Después de leerlo tres veces, me di cuenta de que Dios me lo envió y quería más. Le pedí a todos, pero no recibí ayuda. Entonces hallé otro libro en la biblioteca titulado Sed. Cada vez se vuelve más interesante. Este incluía su dirección. Por favor envíenme más información.

Indiana

Expreso mis reconocimientos a ustedes y todos los que cooperan con ustedes para proporcionar estos libros a los prisioneros.

Los libros me han ayudado a cambiar mi vida. Ya me bautizaron en Su Nombre y ahora albergo la promesa del Espíritu Santo en mi vida. Dios me ha convidado a seguirlo hacia Su hogar celestial.

Que Dios los bendiga en este próximo año y les agradezco por la Biblia que me enviaron.

Indiana

El efecto del Mensaje de William Branham es mayor de lo que se imaginan. Aquí practicamos mucha religión. Cada noche alguien lleva a cabo un servicio. Mientras todo eso ocurre, en un rincón lejano se reúne un grupo pequeño en torno al material que ustedes envían. El grupo se amplía cada vez más. La gente sale de los servicios muy desilusionada, sin ningún provecho. Lo sé, pues yo estaba entre esos. Entonces, un día, un hermano me entregó un libro y como dice el Hermano Branham: “Desde entonces…”. Alguien encendió una luz y pude ver claramente. Indagué y encontré el grupo. Nos reunimos y nos leemos los libros los unos a los otros. Les digo, a veces se siente como si flotáramos; es muy poderoso. La gente llega y se va; si regresan, con eso basta. Una vez uno oye las palabras del profeta, ya no puede alejarse. Les agradecemos y que Dios bendiga a todos los contribuyentes.

Alabama

He recolectado unas cuantas estampillas y me siento muy bendecido por el privilegio de contribuir al ministerio de Jesucristo, por medio de VGR. Hermanos, significa un honor para mí. Me alegra mucho que el Padre Dios me haya revelado la verdadera Palabra mediante las enseñanzas de Su profeta, el Hermano William Branham. Mi alma se encuentra bien. Por favor, continúen ministrando a las naciones.

Florida

Conocí a Jesucristo y Su salvación hace dos años. Desde entonces leo todo lo que encuentro relacionado con Dios. Mientras conversaba con un amigo, le comenté: “Creo que ya leí todo lo relacionado con Dios en esta prisión”. Me preguntó: “Bien, ¿has aprendido algo?”. Contesté: “Mucho, pero nada tiene sentido. Hablé con el capellán, pero sigo confundido”. Me indicó: “Bien, parece que has visto de todo, pero ahora te falta la Verdad”. Cuestioné si existía algo así. Me entregó un libro titulado La simiente de la serpiente y por primera vez en mi vida lloré, no por las palabras, sino por la Verdad pura de lo que él dijo. Ya cumplí 24 años y me arrestaron a los 15; prácticamente crecí en la cárcel. Como dije antes, hace dos años vi mi primera Biblia y me enteré de Jesucristo. Ahora me presentaron a Su profeta. Quizás nunca salga de aquí, pero ya fijé mi compromiso, Jesucristo es mi salvador y me reuniré con ustedes en el otro lado. Por favor envíenme los Sellos y otros.

Texas

Si conocen a algún recluso que necesita los mensajes del Hermano Branham, sencillamente envíen un correo electrónico a vogr@branham.org. Incluyan el nombre y el número del preso, la institución, la dirección y los títulos de los sermones que les gustaría que recibiera. Los libros se enviarán cuanto antes. Cada envío constará de un máximo de cinco libros.