Joseph Branham

Aproximadamente cinco años antes de su nacimiento, el Hermano Branham, en un momento de oración y estudio, comenzó a meditar en la historia de Génesis sobre José y en el poderoso hombre de Dios que fue. Repentinamente, una Voz le habló: “Tendrás un hijo y lo llamarás Joseph”. Años después, el 19 de Mayo de 1955, estas palabras se cumplieron con el nacimiento del Hermano Joseph Marrion Branham.


Mientras cargaba a su hijo en sus brazos en el altar y dedicaba su vida al Señor, el Hermano Branham le agradeció al Señor por cumplir Su promesa. Luego se dirigió al bebé con estas palabras: “Joseph, hijo mío, yo te entrego a Dios; y que tu vida sea una bendición. Que seas un profeta, Joseph. Que la gracia de Dios repose en ti. Que el Dios de tu padre, el Señor Jesucristo, siempre te bendiga y haga de tu vida una bendición para otros”.

Desde su juventud, el Hermano Joseph sintió en su vida un llamado de servir a la Novia de Cristo.

Puedo ver el gran plan de Dios al reflexionar en aquellos días, cuando yo, un muchacho que trabajaba en Publicaciones la Palabra Hablada, empacaba los libros y los colocaba en sacos de lona. Mientras escribía las direcciones en las cajas, pensaba en los meses que tardarían esos libros en llegar a sus destinos. Me angustiaba pensar que recibiéramos informes sobre el mal estado de los libros al llegar. Después de pasar varios meses en barco, quedaban destruidos casi por completo, en muchas ocasiones por estar a la intemperie y ser arrojados de un lugar a otro. A veces no quedaba ningún libro, sino solo el saco lleno de papel mojado.

Yo pensaba: “Señor, ¿solo estos pocos libros para toda la Novia de estos países? No suplirán sus necesidades ni en lo más mínimo. Con estos pocos libros para distribuir, ellos jamás tendrán la oportunidad que tengo yo: escuchar la Voz del Mensajero de la Séptima Edad de la Iglesia. Debe haber una forma”. Parecía una labor imposible.

Cuando el Señor me encomendó la obra de Grabaciones la Voz de Dios, me guio a establecer bibliotecas por todo el mundo, faros donde la gente pudiera venir y recibir los libros y las cintas del Hermano Branham. ¡Oh, cuánto me emocionaba que la gente tuviera en su país un lugar para escuchar el Mensaje de la hora!



Desde esos primeros años hasta la fecha, el Hermano Joseph nunca ha perdido esa carga por servir a la Novia de Cristo. En 1981, fundó Grabaciones la Voz de Dios. Lo que inició con cuatro empleados se ha transformado en un ministerio mundial que diariamente influye en las vidas de millones de almas predestinadas. Cada año, bajo el liderazgo del Hermano Joseph, Grabaciones la Voz de Dios duplica cientos de miles de sermones del Hermano Branham, imprime millones de libros del Mensaje y traduce cientos de sermones a otros idiomas. Aproximadamente el 95% de este material se distribuye gratuitamente a los creyentes de casi todos los países del mundo. Y el Señor continúa bendiciendo este ministerio.

En el Hermano Joseph hay un deseo muy profundo de trabajar con cualquier individuo, iglesia, ministro o grupo para difundir el Mensaje del Hermano Branham, siempre y cuando esto no implique comprometer la calidad del material o una sola palabra que haya dicho el Hermano Branham. Él cree que la gente debe recibir las mejores grabaciones y traducciones posibles. El Hermano Branham nos dio un Mensaje perfecto y nosotros debemos esforzarnos por verificar que cada palabra sea traducida correctamente, que cada cinta tenga la mejor calidad posible y que cada libro se imprima tal como él lo habló.

Además de sus labores en Grabaciones la Voz de Dios, el Hermano Joseph es un esposo, padre y abuelo dedicado. Él y su esposa, la Hermana Valerie, tienen dos hijos, el Hermano Isaac y la Hermana Princesa, y seis nietos. La Hermana Princesa y su esposo, el Hermano Jeremy Evans, trabajan con el Hermano Joseph en Grabaciones la Voz de Dios.

El deseo de servir a la Novia de Cristo arde más que nunca en el Hermano Joseph. La oración del Hermano Branham (“Que el Dios de tu padre, el Señor Jesucristo, siempre te bendiga y haga de tu vida una bendición para otros”) ciertamente se ha cumplido con la carga del Hermano Joseph por ver que el Mensaje de su padre llegue a la simiente predestinada de Dios.

“¡Con toda sinceridad diré que el deseo de servir a la Novia de Cristo alrededor del mundo aún arde tan intensamente en mi corazón como cuando Grabaciones la Voz de Dios produjo su primera cinta”!