06/03/2017
Una lección de por vida

13 Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.

2 Timoteo 1:13

El Señor colocó a esta hermana en una posición como profesora en la que es una bendición para los niños, y hace poco ella sacó más provecho de esta oportunidad. Nos sirve a todos de lección mostrándonos que podemos testificar de nuestro Señor Jesús, sin importar en dónde estemos.

Saludos en el Nombre que es sobre todo nombre, el Señor Jesucristo:

Esta noche, me gustaría relatarles una oportunidad única que Dios me concedió como Su testigo. Confío en que será una bendición para ustedes.

Cuando visité Jeffersonville en septiembre del 2016, alguien comentó que yo era muy privilegiada como profesora por la libertad de hablar sobre mis creencias espirituales. Es una libertad que no existe en Estados Unidos. Gozo de un privilegio aun mayor, ya que por mi posición de tutora privada a veces puedo hablar en mis clases dirigiéndome a los niños de formas informales.

La foto adjunta se tomó ayer por la tarde, durante mi clase inglés. Por favor disculpen mi letra (me queda terrible en el pizarrón por la fricción inadecuada). Les describiré el escenario.

Desde el aniversario de la fotografía de la Columna de Fuego con el Hermano Branham, me sentí guiada a exponer el tema a mis estudiantes. Deseaba honrar ese día y la maravilla que obró nuestro Señor para vindicar a Su siervo. Sin embargo, como soy muy despistada, siempre se me olvidaba en casa, pero el tiempo de Dios es perfecto. Eso nos consta.

No obstante, sí se lo mencioné a unos de mis estudiantes mayores, quienes pasan mucho tiempo conmigo, y también les mostré la fotografía.

Cuando planteamos las distintas clases de ensayos que deben redactar, suelo escribir rápido un párrafo de muestra para animarlos y demostrarles lo sencillo que es el ejercicio (les gusta mucho quejarse y se rinden fácilmente). Entonces, teníamos que redactar ensayos expositivos que solo trataran de información fáctica y explicaran el tema elegido.

Como tenía migraña, escribí un párrafo al respecto; pero algo me hizo retroceder para agregar un segundo párrafo sobre otro tema. No podían introducir su opinión, pero les permití escoger temas que les apasionaran.

Todos pensaron que escribiría sobre mi esposo. Una de las niñas mayores, Nyala, sugirió: “¿Por qué no escribes sobre la iglesia?”. En el ensayo descriptivo, hacía dos semanas, cuando no se me ocurría el mejor lugar que he visitado, esta misma estudiante exclamó: “Obviamente, ¡Jeffersonville!”. Tenía razón. ¡En verdad prestan atención!

Pasé al tablero y comencé a escribir. Al principio, no se me ocurría con exactitud en qué enfocarme, por lo que incliné la cabeza contra el tablero. Entonces, caí en la cuenta. ¿Por qué creo lo que creo? Es por el ministerio del Hermano Branham. Conocía el Cristianismo antes, pero jamás me persuadí hasta que encontré este Mensaje precioso que Dios dio a Su profeta.

William Marrion Branham

William Marrion Branham fue un pastor Cristiano nacido en 1909. Tuvo un ministerio profético y de sanidad desde aproximadamente 1940 hasta su muerte, en diciembre de 1965. En la actualidad, Voice of God Recordings Incorporated, de Jeffersonville, Indiana, ha continuado su ministerio. Las grabaciones y las transcripciones de los sermones se distribuyen por medio de un programa misionero en la mayoría de los países del mundo. El Hermano Branham, como lo conocen, fue fotografiado con una luz sobrenatural. Fue la primera fotografía de su clase que autenticó el FBI. Su legado y la historia de su vida se pueden consultar en www.branham.org y www.themessage.com. 


Inmediatamente comenzaron a conversar al respecto mientras escribía. Cuando terminé, les enseñé la fotografía del Hermano Branham en mi teléfono. Fue la lección más importante que he impartido en mi carrera y quiero agradecer a Dios por la oportunidad tan maravillosa de presentar este Mensaje a mis niños.

Quizás no pueda predicar o tener mis propios hijos todavía (algún día por la gracia de Dios), pero puedo llevar una vida Cristiana que refleje al Dios en el que creo.

Los niños me describieron en otro ejercicio hace unas semanas. La mayoría habló sobre cómo me visto, los principios piadosos que les enseño y mis profundas creencias espirituales.

Me conmoví mucho y les expresé que todo lo que les gusta de mí es por el Dios que sirvo y Su Palabra. Este Mensaje me ha transformado. El Señor Jesucristo es mi Todo. A diario Le fallo, pero en ocasiones como esta, me siento muy agradecida de que pueda usarme como Su testigo.

Uno de mis mayores deseos es que otros vean a Cristo en mí y la salvación de estos niños encantadores. Creo que Él plantó una semilla.

Creo que Él me dirigió a escribir el segundo ejemplo sobre el Hermano Branham porque el primero trataba de migrañas, que son causa del enemigo; lo sabemos. ¿Para qué brindarle atención a Satanás?

Después de la clase, todos dimos un paseo y Él me concedió sanidad y alivio del dolor de cabeza. Más temprano me sentía tan enferma que ni siquiera quería dictar la clase hoy, pues pensaba que no sería productiva.

Ahora que lo pienso, los alumnos estaban excepcionalmente aquietados, hasta los más alborotadores.  En verdad es milagroso la prontitud con que Jesús cambia la atmosfera en cualquier situación.

Su hermana por gracia

Kavita