08/03/2017
Alientos

Ana imploró un hijo al Señor; Sara era “de edad avanzada” y se había rendido hacía mucho; la madre de Juan el Bautista, Elisabet, no había percibido vida en su hijo, que aún no había nacido; pero Dios fue fiel a todas estas mujeres.

Esta hermana envía un testimonio alentador que demuestra que, independientemente de lo imposible que parezca, sí ocurrirá. ¿Qué es? Solo creed…

Solo quería compartir un testimonio sobre mi hijo, Andrew. Mi esposo —Jeffrey— y yo siempre habíamos querido un bebé, pero primero queríamos asegurar las preparaciones.

Trabajamos con mucho esfuerzo para conseguir todo lo que necesitábamos. Después de cuatro años de matrimonio, sentimos que ya era el momento. Quería consultar con un especialista en obstetricia y ginecología, pues me sobrevenían dolores agudos con frecuencia y presentía que algo andaba mal.

La médica me anunció que era estéril. Me diagnosticó hipotiroidismo, síndrome de ovario poliquístico y otras dolencias, por lo que era muy improbable que quedara embarazada. Me entregó una carpeta sobre infertilidad y formas de afrontarla; luego, me envió a casa.

Cuando regresé, observé la casa que acabábamos de comprar, con cuartos adicionales destinados a hijos futuros. Pasé por la mesa de familia que había comprado, me dirigí a mi cuarto y lloré por dos días seguidos.

Decidí reservármelo, pero en el momento estaba trabajando en un hospital y, cuando uno desempeña jornadas de doce horas en compañía de personas, se dan cuenta de que uno no es el mismo.

Les conté la situación que atravesaba; pero luego añadí:

Algunos me consideraron loca.

“¿Saben qué? ¡Sé que estoy destinada a ser una madre! No sé cómo Dios me concederá un bebé, ¡pero me consta que lo hará!”.

Mi doctora me suministró medicamentos para que intentara concebir, pero se cercioró de que no me ilusionara. Transcurridas unas semanas, sentí que estaba embarazada y visité el médico. Efectuaron una prueba normal de embarazo y resultó negativa.

Solicité un análisis de sangre porque sentía que estaba encinta. Lo realizaron y concluyeron que los medicamentos no surtieron efecto, no ovulé y el análisis descartó el embarazo.

Empecé a desanimarme, pero unos días después fui a la tienda y me encontré comprando otra prueba de embarazo. Regresé a casa, me arrodillé y oré. Cuando miré la prueba, indicaba tres semanas de gestación. Esto ocurrió en la víspera de Navidad.

En Navidad, les anuncié a toda mi familia y mis amigos que estaba embarazada, ¡sin dudar! Dijeron: “Bien, cariño, ¿no deberías esperar hasta estar segura?”. Les respondí:

“No, sin duda lo estoy”.

Llamé a mi doctora para programar un ultrasonido. Aunque su análisis de sangre señalaba que no estaba embarazada, efectuaron el ultrasonido, ¡en el cual se veía un bebé!

Mi gestación se progresó muy bien. Tomé medicina para estabilizar mi problema de hipotiroidismo; también, mi cuerpo desarrolló una clase de quiste que ayudó a las hormonas. Tras dar a luz, reexaminaron mi sangre ¡y dijeron que ya no padecía hipotiroidismo y no necesitaba medicamentos!

Mi hijo, Andrew, ahora tiene cinco meses. Desde que nació estuvo muy enfermo, siempre llorando y gritando día y noche. Empecé a notar sangre en su heces fecales. Durante tres meses lo llevé a varios médicos cada dos semanas, pero ninguno me dio respuestas.

Le recetaron muchas clases de medicamentos y me prohibieron todo lo que contuviera lactosa y gluten. Hasta me indicaron que suspendiera la lactancia para que él no recibiera proteínas lácteas y ensayaron distintas leches maternizadas, ¡pero las heces con sangre solo empeoraron! Los doctores le programaron una endoscopia gastrointestinal. Lo más pronto que la pudieron agendar fue para dentro de un mes y tendría que conducir una extensa distancia; además el seguro no la cubriría.

No quería someter a mi bebé, siendo tan pequeño, a la anestesia y todo ese procedimiento. Mi esposo y yo temíamos lo que pudieran descubrir, debido a lo que les oía a los doctores.

Sentí que debía contactar con el Hermano Joseph para que orara. Llamé a VGR y le dejé una petición de oración. Sentí en el corazón empezar a amamantar a mi bebé de inmediato y comer lo que quisiera.

¡Esa noche noté que ya no había sangre! ¡Desde entonces no he encontrado ni una pizca de sangre y él dejó de llorar! También le descontinué todos los medicamentos. ¡Ahora come alimento de bebé desaforadamente!

¡Gloria a Dios! Me siento muy agradecida.

La Hermana Arielle

Solo creed, solo creed;

Todo…

La Biblia así lo dijo, ¿verdad? ¿No lo dijo Dios? ¿No le prometió la dádiva? Aquí están. Otros están sanando. ¿No puede Ud.? ¿Ud.? ¿Ud.? ¿No puede? 

… solo creed;

Todo es posible (gloria a Dios; sí lo es);

Solo creed.

Señor, ahora creo yo (¿y Uds.?);

Señor, creo yo;

Todo es posible;

Señor, creo yo;

Por cuanto todo es posible, Señor, creo yo. 

Escuchen. Si yo no…?… [Cinta en blanco—Ed.]… en el juicio, aún diré que creo que cada promesa es verdadera. Así es. ¿Lo creen? Muy bien.

Experiencias (48-0302)