Solo quería agradecer al Señor por ayudarme a pasar un examen que me requerían en el trabajo. Oré por Su voluntad perfecta y, durante la reunión del miércoles en la iglesia, el Hermano Branham pidió a la congregación que levantaran la mano por su sanidad o el deseo de su corazón.
El jueves presenté el examen y lo pasé. ¡Gracias, Señor! Prometí enviar el testimonio a VGR si aprobaba, así que aquí lo envío. Pero quería contar algo más: durante el examen me avergoncé mucho, pues necesitaban mi segundo nombre y no podía deletrearlo correctamente. El instructor me preguntó tres veces si estaba seguro de que lo deletreé bien. Dije que sí, pero no estaba seguro. Me sentí avergonzado.
Cuando salí y me subí al auto, coloqué un CD del Hermano Branham y, para mi sorpresa, estaba hablado de Pedro, que ni siquiera podía firmar su propio nombre. Me hizo sentir mucho mejor.
Anónimo
Canadá