Jesús trajo a Dios a las vidas humanas. Dios fue hecho humano. Cuando nació Jesús, Dios llegó a ser hombre, para que Él pudiera tener compañerismo con el hombre y en el hombre, para (¿qué?) lograr un propósito, y es, traer al hombre lo que Dios es; no lo que la iglesia es, sino lo que Dios es. Jesús vino para que Él pudiera presentar a Dios al hombre. Y el hombre no lo quiso.
El Espíritu Santo viene hoy, de la misma manera, para presentarle a Dios al hombre; pero el hombre quiere ir a la iglesia. Y—y—y ahoga su–su–su pensamiento. Él no puede—él no puede comprenderlo. Y debemos entender que no se conoce a Dios por una concepción intelectual. A Dios se le conoce por el nuevo Nacimiento, por el Espíritu Santo, no de ninguna otra manera. Jesús, la Biblia claramente nos ha dicho que, “Nadie puede llamar a Jesús el Cristo sino solo por el Espíritu Santo”. Y si Ud. nunca ha recibido el Espíritu Santo, Ud. no sabe que Él es el Cristo, pues esa es la única manera en que Él se revela a Sí Mismo.