Por esa razón, en esta noche, muchos de los Cristianos no tienen la Victoria, es porque sus pecados los han separado de la bendición: cortados, están afuera en un lugar desértico, solos. Y nuestros corazones cuelgan del árbol de sauce llorón, porque no podemos disfrutar los cantos de la iglesia.
Recuerdo hace mucho tiempo cuando nosotros entrabamos aquí. Estaban tocando: “Gloria Al Salvador” en el piano, cuando se tocaba la campana y entrabamos, casi no había un ojo seco en la iglesia, todos lloraban suavemente, era lo apacible. A mí me gusta la manera antigua: apacible, dulce, el poder del Espíritu Santo, el quebranto. Antes de nosotros poder avanzar, tenemos que llegar a ser quebrantados primero. Uds. saben, como el alfarero, el profeta iba a la casa del Alfarero para ser hecho pedazos para ser formado de nuevo. Y, saben, si no hay quebranto, no hay hechura nueva. Ud. primero debe ser quebrantado.