14/11/2018
El paño de oración

Recibimos este testimonio de parte de una familia de Zimbabue.

Una vez visité el sitio web de VGR y leí un testimonio con una cita en la que el Hermano Branham hablaba sobre los paños de oración. Dijo: “Si quieren uno, guárdenlo en su Biblia en Hechos, capítulo 19; y si el bebé se enferma, saque ese paño e impóngaselo”.

Entonces anoté la cita en mi libreta. Cuando me dirigí a casa, recordé que tenía guardado un paño de oración, así que lo saqué y lo coloqué en mi Biblia, en Hechos, capítulo 19. El domingo 2 de septiembre, mi hermanito de cinco años se enfermó demasiado. Contrajo gastroenteritis. Cuando preparamos el desayuno antes de ir a la iglesia, no tenía apetito; se quejaba del dolor de estómago.

Lo llevamos a la iglesia y mi madre no sabía qué hacer con él durante el servicio. Así que echó mano de una cobija y la extendió en el piso para que se recostara, esperando que durmiera un poco y se despertara de mejor ánimo. 

Él se acostó en el piso y no pudo dormir, pues se retorcía por el dolor de estómago.

Estaba revisando mi bolso y, de repente, vi el paño de oración sobresaliendo de mi Biblia. Recordé por qué lo había puesto allí para comenzar. Lo saqué y vi que también portaba una tarjeta de la Columna de Fuego en mi Biblia. Entonces coloqué la Columna de Fuego en medio del paño, se lo entregué a mamá y le dije que lo colocara en el estómago de mi hermano.

Empezó a vomitar, por lo que lo llevamos afuera. Entonces empecé a pensar que no estaba causando efecto y ¿qué si no mejoraba? PERO sí estaba funcionando.

Lo sacamos para que recibiera aire y al cabo de unos minutos, regresó a la iglesia con mucho ánimo. Se veía tan alentado. Con mi mamá nos asombramos sumamente al presenciar ese milagro.

Posteriormente, durmió tranquilamente y dejó de retorcerse en el piso. Se sintió bien por el resto del día, como si nunca se hubiera enfermado. De la alegría, mi mamá quería compartir el testimonio con la iglesia. Atestiguamos que ÉL sigue siendo el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Que Dios los bendiga en gran abundancia.

La hermana Buhlebenkosi,

Zimbabue