25/10/2017
Cartas de prisioneros

A continuación leerán extractos de cartas de prisioneros que recibimos recientemente en el Ministerio de las Prisiones:

Cumplo cadena perpetua. El capellán me visitó y hablamos por treinta minutos sobre la Biblia. Creo que soy un creyente de Jesucristo. Le pregunté al capellán qué nos espera al otro lado. Para mi sorpresa, contestó que no tenía idea. Mencionó que solo conocía una persona que estuvo allá y regresó. Pregunté: “¿Bromeas?”. Respondió que no, pero no me dio el nombre. Sí me recomendó que les escribiera y les pidiera el folleto Más allá de la cortina del tiempo.

Georgia

Llevo más de cuatro años leyendo los mensajes del Hermano Branham y jamás he visto una explicación de las Escrituras como la del profeta de Dios. Hallo vida nueva en cada renglón. Me gustaría agradecerles por no olvidarnos a nosotros, los prisioneros.

Nueva Jersey

Durante años pedí que me trasfirieran a una sección religiosa y por fin me lo concedieron. Estoy muy agradecido. Oran y estudian la Biblia a diario. Bien, solicité una Biblia y el capellán dijo que no le quedaban y la prisión no las suple, pero me indicó su dirección. Es difícil estudiar la Biblia si uno no dispone de una. Recibí la Biblia, junto con unos folletos. Los demás reclusos comentaron que podían ser confusos. Tenían razón, pero los libros no son confusos; me parece que el estudio Bíblico sí lo es. Me asombran, pues armonizan con la Biblia, pero nuestro estudio, bueno… Muchas gracias y por favor envíenme más.

Nevada

Gracias al Señor. Pedí oración por mi hermano y mi hermana, y los llamados de Su Nombre oraron. En el 2003, mientras mi hermano trabajaba, su esposa los abandonó a él y sus dos hijos. Con el pasar de los años, se enfrió por dentro, se entregó a las drogas y se distanció de la familia. Con la esperanza de que las leyeran, les mande a mis sobrinos la Biblia que ustedes me enviaron y otra que recibí de un amigo. Por ese tiempo mi madre me envió la edición del centenario. ¡Vaya!, ¡qué bendición! Mis sobrinos me escribieron que disfrutaron las Biblias y les encantó leerlas. Luego mi hermano escribió para agradecerme y contarme que gracias a las Biblias los muchachos quisieron asistir a la iglesia y ahora van como familia. Sigo en la cárcel, pero todo lo demás ha cambiado. Gracias y jamás piensen que es en vano. Quizás nunca lo sepan, pero las vidas se conmueven.

Míchigan

Todas las Palabras parecen albergar vida propia y sentimos que el Hermano Branham nos habla directamente; nuestra alma clama y se regocija con cada Palabra. Agradecemos a Dios por el Mensaje.

Oregón

Agradezco mucho que hace años, cuando me encarcelaron, alguien me entregó un libro del Mensaje. No he considerado nada más. El Hijo me halló en el momento más sombrío de mi vida. Este Mensaje y Jesucristo significan todo. Hermanos, ¡no me explico cómo alguien no le cree al profeta! A menudo leía palabras del Hermano Branham y pensaba que algún día lo veríamos ocurrir. Pero, ahora, uno entra a la sala de televisión, mira las noticias, luego regresa a la celda, abre un libro y encuentra que el Hermano Branham menciona lo que acaban de mostrar las noticias. ¿Cómo podría uno descreer?

Arizona

De todo corazón expreso mi gratitud a Dios por este Ministerio.

Kentucky

Saludos en el Nombre de Jesucristo. Muchas gracias por los libros, pues me han ayudado de formas especiales que jamás imaginé. No puedo recibir lo suficiente, así que por favor sigan enviándolos.

Ohio

A lo largo de mi vida, de vez en cuando hojeaba la Biblia y, cuando me arrestaron, comencé a leerla más. Jamás entendí y me constaba que los predicadores tampoco. Al menos por lo que los oía decir, siempre pensé que el libro que yo leía era otro. Suponía que quizás era otra traducción. Leí cuantas versiones pude encontrar. Parecía que leían un versículo y luego hablaban de algo distinto. Y no me atrevía a cuestionar, de ninguna manera; solo se endurecía mi corazón. Luego alguien me entregó el libro del Melquisedec. Pensé: “Otro predicador…”. Lo arrinconé en mi estante. La otra mañana estaba aburrido, así que me dispuse a hojearlo, listo para descartarlo. Bien, pasados dos minutos, comencé a profundizar en la Biblia y pasé casi toda la mañana recorriéndola de principio a fin, indagando. Es asombroso; cuadra con las Escrituras. Encontré su dirección y me gustaría saber si hay más libros como estos disponibles. Jamás leí algo parecido.

Texas

Hermanos, llevan años ya enviándome libros y son lo más valioso que poseo. Amo este Mensaje y a nuestro profeta, el Hermano Branham. Su ministerio es la mayor bendición para los reclusos. Un libro alcanza a más reclusos que cualquier otra cosa. He visto muchos libros circular de preso en preso hasta que se deterioran. En esta cárcel, menos del uno por ciento asiste a servicios de iglesia y la mayoría de esos solo lo hacen para distraerse, pero casi todos los presos conocen al Hermano Branham.

Arizona

Amo este Mensaje. Leer sobre religión organizada de verdad me hizo entrar en razón. Me criaron menonita. En las denominaciones uno no ve lo que oye. Por tanto, me gusta mucho que el Hermano Branham no anda con rodeos; está mal o bien, sin cabida a confusión. Me encanta y lloro leyendo sus palabras. Esto no se encuentra en ninguna parte. Es la pura verdad. Gracias por brindarme esta oportunidad.

Ohio

El Mensaje del Hermano Branham me ha llevado a donde nunca soñé. Para un muchacho del gueto, las oportunidades son mínimas, así que no es de extrañar que haya terminado en prisión. Descubrí que aquí mi vida no era distinta que allá afuera, excepto que aquí uno no tiene que soportar la lluvia y el ambiente es cálido. Cierto día escuché a alguien orar, así que le pregunté: “¿Eres musulmán o algo por el estilo?”. Por lo que sabía eran los únicos que oraban. Respondió: “No, soy Cristiano”. Dije: “Jamás escuché a un Cristiano orar. ¿De qué iglesia eres?”, a lo que contestó: “Solo le oro al Señor Jesucristo; únicamente Él es mi Dios. Acércate y siéntate, hermano”. Bien, él me mostró el Edén y el Cielo. Le pregunté si era un predicador o un profeta. Se rio y respondió: “No, ¡pero hay un hombre!”. Eso ocurrió el año pasado y este ha sido el mejor año de mi vida. Siento que he muerto y llegado al Cielo. Hermanos, jamás abandonen la batalla. Vale la pena.

Nueva Jersey

Toda mi vida he sido pentecostal y me enteré del Hermano Branham hace cuarenta años, cuando me encarcelaron. Siendo pentecostal, el Mensaje cobró sentido perfectamente y, gracias a Dios y VGR, he gozado de la bendición de leer cada libro que ha estado a mi disposición. Asistía a servicios pentecostales aquí, de una iglesia visitante. Disfrutaba mucho los cantos, los aplausos, los gritos y luego las prédicas. Bien, después de hablar con el predicador, le pregunté sobre varias cuestiones. Él trató de responderme y luego me preguntó: “¿Eres seguidor de Branham?”. Contesté: “Leo su Mensaje y sigo al Señor Jesucristo”. Dijo: “Eso pensé. Fin de la conversación”. Vaya, quedé desconcertado. Y pensar que antes me gustaba aquello y ahora ni siquiera me dirigen la palabra. Bien, les digo, con una sonrisa, me retiré cantando: “Somos peregrinos y extranjeros aquí”.

Dios los bendiga, mis preciosos hermanos y hermanas. No me imagino cómo debe ser en el mundo de afuera.

Oregón

Hace poco comencé a leer el libro Avergonzado, de nuestro profeta. Mi padre me presentó todas las enseñanzas maravillosas de nuestro profeta. Juntos estudiamos los Siete Sellos y él estudió las cintas como por treinta años. Pero pensé que podía hallar algo mejor y aquí terminé. Les digo, tras pasar un día aquí, a uno le consta que este Mensaje es la Verdad. Lo abarca todo, más de lo que uno pudiera imaginar. Volví a dedicar mi vida a la Palabra de Dios y no quiero marcharme de aquí hasta que Dios me haya martillado al punto de ver el reflejo de Su rostro. Hermanos, para mí este Mensaje es el martillo de Dios; cada libro trata de mí, cada historia del Hermano Branham trata de mí. Por favor, sigan enviando los martillos.

Texas