03/01/2018
Dios en simplicidad

2 Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.

Salmos 30:2

Ahora, a veces Ud. desconoce la fe; la tiene y Ud. no lo sabe. Si Ud. intenta manufacturarse en algo, se le pasa, Ud. le pasa por encima. Es muy humilde y simple, ¿ven? “Y Él es un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades”. Entonces, si Ud. lo tocó, Él hará lo mismo que hizo antes. ¿Es correcto?

Identificación (64-0216)

Los doctores, los remedios y la medicina son beneficiosos y agradecemos a Dios por estos; sin embargo, el Padre quiere que acudamos a Su promesa y desatemos nuestra fe. Jamás debemos olvidar que Dios aún sana a los enfermos.

Hace unos días me empezó a doler mucho la muñeca izquierda. Sentía un dolor agudo cada vez que la movía, pero no recordaba cómo me había lastimado.

Le pedí una muñequera a mi mamá y la usé ese día y al siguiente también, pero fue en vano.

Cuando papá llegó a casa, al segundo día, me dijo que me aplicara crema para dolores articulares y musculares. Por lo general esto quita el dolor o lo alivia un poco, pero no funcionó en lo más mínimo.

Esa noche, estaba recostada en la cama intentando rotar la muñeca, pero me dolía CONSTANTEMENTE con cualquier movimiento.

Entonces levanté la mano y oré para que Dios me sanara. Bien, cuando la bajé, ¡roté la muñeca varias veces y YA NO ME DOLÍA!

La Hermana Hannah

Australia