El 25 de septiembre del 2019, mi esposa perdió su celular. Estaba muy molesta consigo misma, pues perdimos todas las fotografías de la familia, de eventos importantes y demás.
También le preocupaba que no teníamos suficiente dinero para comprar uno nuevo. Sabíamos que alguien había encontrado el celular, pues intentamos llamar y le habían quitado la tarjeta SIM y cambiado las cuentas, por lo que ya no podíamos hacer nada.
Así que oramos en nuestra devoción matutina para que Dios nos devolviera el celular. Mientras orábamos, recordamos que a un hermano le robaron el auto y cuando el Hermano Branham y ellos oraron, le regresaron el carro al hermano.
Y, santos, aunque no lo crean, al día siguiente, 26 de septiembre, como a medio día, encontramos a la persona que tenía el celular, pero lo negó.
Luego de marcharnos, nos volvieron a llamar para decir que eran culpables y se disculpaban por llevárselo y eliminar todos los documentos y cuentas. Mi esposa ya tiene su celular de nuevo.
Gloria a Dios
Un hermano en Cristo
Trinidad y Tobago