02/11/2016
El gran milagro

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?

Jeremías 32:27

¿Sigue Dios obrando milagros hoy? La respuesta es un contundente SÍ, como leerán en el siguiente testimonio. Este hermano de México no solo fue bendecido con un milagro en su cuerpo físico, sino que reconoció que el gran milagro que se produjo en su vida fue obra del Espíritu de Dios que moraba en su interior.

Dios los bendiga, hermanos en Cristo:

Quiero compartir este testimonio con ustedes.

En el 2002, una madre se encontraba en el hospital dando a luz a su hijo; tenía 44 años. Los médicos le advirtieron a su esposo que la situación era crítica, pues debido a las complicaciones la madre y el bebé podían morir durante el parto.

Gracias a Dios, el bebé nació normalmente y todos regresaron a casa con el nuevo integrante para presentarlo a la familia y a los otros hijos que tenían. Todos se regocijaron y a diario agradecieron a Dios por este recién nacido y su salud.

Dos meses después, el bebé contrajo una infección en la sangre, lo cual afectó su corazón. Esa enfermedad debilitó tanto su corazoncito que entró en un coma que se prolongó tres meses. La familia quedó devastada. Al bebé le suministraron altas dosis de medicina, más de lo que su cuerpo podía tolerar.

La congregación del tabernáculo oró fervientemente. El médico les explicó a los padres que con cada día que pasaba las medicinas debilitaban más al bebé, por lo que podía morir en cualquier momento. Su padre sintió que las oraciones no surtían efecto, pero recordó una canción que cantaba el Hermano Branham: “Todo es posible; solo creed”. Así que, de rodillas, oró sinceramente: “Señor, si sanas a mi hijo, Te lo dedicaré para que sea Tu siervo e hijo. Como dijo Tú profeta: ‘Yo lo creo y TODO es posible’”.

A la mañana siguiente, él llegó al hospital creyendo con fe en lo que oró y entonces escuchó al médico gritando que había ocurrido un milagro. El bebé despertó del coma y se encontraba sano y con vida.

¡Yo soy ese bebé!

Soy la prueba de que las palabras que habló el profeta son la verdad: “Los días de los milagros no han pasado”.

Dios, gracias por esto. Tengo 14 años y puedo decir: “El gran milagro es en realidad que Cristo está en mi interior”.

Un hermano de México

14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.

Hechos 4:14