04/11/2016
Los normales

11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Mateo 5:11 y 12

3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.

4 Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.

Juan 16:3 y 4

Antes sufrir persecución por causa de Cristo implicaba ser arrojado a prisión o aun sentenciado a muerte por nuestra fe. Hoy en día, para la mayoría de nosotros, defender el Evangelio no es una cuestión de vida o muerte; pero, como Cristianos, sin duda enfrentamos alguna clase de persecución. De hecho, hoy es más difícil llevar una vida Cristiana que en cualquier otra época de la historia. Hace siglos, los mártires anhelaban morir por la causa de Cristo. Hoy anhelamos vivir por la causa de Cristo. La Palabra dice: “… todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución…” y eso nunca antes había sido tan verídico. 

Esta hermana de Australia enfrentaba una de esas pruebas en su vida, pero fue para que se concientizara que la gracia de Dios le había revelado la Verdad. Ahora está regocijándose y rebosando de alegría por soportar persecución a causa de su Señor.

En ocasiones, para un Cristiano es difícil ir a la escuela, especialmente cuando se ríen de uno por sus creencias. Algunos adolescentes se burlan sobre todo de las hermanas que visten falda larga y no se maquillan.

Yo sé lo que se siente soportar burlas en la escuela y, sinceramente, la mayoría de veces pensaba: “Esas personas serán juzgadas por reírse de mí” Uds. saben, pensamientos así. Hace unos días, mientras bajaba las escaleras de la escuela, un grupo de muchachas se quedó mirándome y recuerdo que una hasta se rio. Me sobrevino la misma secuencia de pensamientos, de juicio contra esas personas; pero entonces reflexioné en que es muy triste que no conozcan la misma Verdad que yo.

Así que, en lugar de juzgar, me di cuenta de que era bastante lamentable. Hoy ocurrió lo mismo mientras esperaba en el paradero. Una muchacha del colegio me observó desde el autobús cuando paró; supongo que le extrañó ver que no llevaba la minifalda del uniforme. Pero, en lugar de pensar constantemente en el juicio de esas almas tan perdidas, me pareció que era triste. Noté que mi pensamiento había cambiado. Qué lástima que ellos tengan que cumplir la Escritura de esa forma. La Biblia y la Palabra dicen que sufriríamos persecución, pero entristece ver que algunas personas cumplen eso ciegamente, pensando que todo está bien. Sinceramente creo que nosotros somos los normales. Sé que el mundo me considerará rara, pero yo soy la normal, por Su gracia.

Hermanos, gracias a mi SEÑOR JESÚS por revelarme esto. “Dios me bendice diariamente”.

La Hermana Sharon

Australia