18/11/2015
Él nos escucha

Es tan bueno saber que, sin importar cuál sea nuestra necesidad, el Padre está dispuesto a ayudarnos cuando recurramos a Él, siempre que nuestra petición sea conforme a Su voluntad.

Este hermano sabía que lo que necesitaba era conforme a la voluntad de Dios, así que lo pidió. Como probablemente lo imaginaron, el Señor estaba listo para proveer.

Soy creyente del Mensaje de la hora. Voy a un servicio en Whittier, California, al cual asiste una pequeña congregación.

He recibido una gran bendición con los testimonios que envían muchos creyentes al sitio web. Me infunden ánimo, pues me doy cuenta de que Dios siempre acompaña a los Suyos.

Quiero relatarles cómo me ayudó Dios con respecto a mi carro. Un sábado muy lluvioso, salí de trabajar. Era tarde y me sentía muy cansado. Arranqué el auto y conduje a casa, ubicada a unos 13 kilómetros de distancia. Había conducido durante menos de cinco minutos cuando el motor se detuvo. El motor del auto estaba muy caliente y cubierto de humo. Me quede esperando un rato bajo la lluvia y en la oscuridad de la noche. Nuevamente encendí el auto y conduje durante poco tiempo, pero ocurrió lo mismo.

Esperé hasta que se enfrió el motor y volví a encender el auto. Hice lo mismo cuatro veces antes de lograr llegar a casa.

Me preocupé mucho, pues el día siguiente era domingo. Tenía que asistir al servicio, pero no podía encontrar ningún mecánico. Me acosté pensando qué hacer para ir al servicio porque no quería perdérmelo. Le oré al Señor y dije: “No sé qué vas a hacer, pero mañana llegaré al servicio en mi auto”.

Whittier queda aproximadamente a 50 kilómetros de mi casa.

Al día siguiente, me levanté y me alisté. Me subí al auto y le oré al Señor. Dije: “Señor, Tú sabes que no quiero dejar de asistir al servicio. Creo que, tal como el Hermano Branham oró por un auto y funcionó, Tú puedes reparar el mío”.

Introduje la llave en el arranque y dije: “En el nombre de Jesús”. El auto arrancó, me dirigí al servicio y luego regresé a casa sin problemas. Esto sucedió hace un año. El auto ha funcionado muy bien, hasta mejor que antes; no ha tenido ningún problema. Ni siquiera necesité contactar a un mecánico.

Gloria a mi Dios, Él nunca nos abandona y siempre nos escucha.

Dios los bendiga,

Rodolfo Gutiérrez