20/11/2015
Fortalezcan su fe

Recibimos este testimonio de una familia cuya oración hizo que Dios interviniera restituyéndoles su propiedad robada. No solo eso: con la fe en alto, están esperando que Dios también les restituya su “Alimento espiritual”.

El jueves pasado, mi esposo y yo faltamos al trabajo parar asistir a un funeral. Después de estar ausentes durante unas cuatro horas, llegamos a casa y nos dimos cuenta de que los ladrones habían asaltado nuestra casa y se habían robado mi camioneta.

No aparecían unos cuantos objetos de la casa, pero el más importante de estos era el iPod de mi esposo, que le sirve para escuchar al Hermano Branham en el trayecto de aquí al trabajo y viceversa. Esa noche, después de la visita de la policía y el detective, oramos para que pudiéramos recuperar la camioneta. Nuestro pastor y nuestros hijos también estaban orando. El viernes no pudimos ir a trabajar porque debíamos presentar un reporte sobre lo ocurrido al banco, la compañía de seguros y la junta de educación (trabajamos en el sistema escolar).

Cuando nos encaminamos hacia la oficina de la junta, pasamos por una residencia de ancianos. Estaba estacionada allí con la placa visible desde la vía, así que ¡reconocimos el número de la placa! Cuando llamamos a la policía, nos dijeron que guardáramos nuestra distancia del vehículo hasta que comprobaran que no hubiera nadie en los alrededores. Después de inspeccionarla, nos permitieron ir a recogerla. La encontramos sin rayones o abolladuras y con las llaves adentro.

El detective no se explicaba por qué la dejaron estacionada allí. Le conté que habíamos orado para que el Señor nos la devolviera y él contestó que probablemente se trató de intervención divina. Creemos que Dios ya sabía en dónde veríamos la camioneta ese día; por tanto, la estacionaron allí.

Estamos orando para que podamos recuperar el iPod, el cual es propiedad de Dios. Mi esposo lo utiliza exclusivamente para escuchar al Hermano Branham.

Tendremos otro testimonio que enviarles cuando lo recuperemos.

Dios los bendiga a todos,

La Hermana Rebeca

Tennessee

Como el dicho: “La historia se repite”. Si Dios pudo hacerlo hace 50 años, ¡con toda seguridad puede hacerlo hoy! Lo único que debemos hacer es pedírselo.