Queridos Redimidos:
Qué otro momento glorioso vivimos el domingo, mientras estábamos sentados juntos y escuchábamos al Espíritu Santo hablarnos por medio de Su vaso elegido y revelarnos Su Palabra. Al despedirnos, él nos animó de nuevo al decirnos: Lo conoceremos, y redimidos a Su lado nos pararemos, Lo conoceremos por las huellas de los clavos en Sus manos.
Luego nos dijo que invocáramos el Nombre de Jesús y que nos postráramos a Sus pies al reunir a nuestras familias y hacer una oración familiar.
Hasta nos dijo cómo debemos acercarnos a Él esta noche en nuestra reunión de oración.
¡Oh iglesia de Dios, no fallen en captar esto! El adorador, una vez que verdaderamente se acerca al Hijo de Dios y por fe pone sus manos sobre Él (¡Oh, hermano!), mira ahí Su rostro con aquella escupida corriendo ahí en Su rostro, la Sangre corriendo por Su rostro, y siente los dolores de: “¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?” Oh, hermano, cuando uno ve qué precio, el que murió por uno, y Quién fue, Emanuel, Dios muriendo en lugar de uno.
¡Esta noche disfrutaremos otro momento maravilloso en comunión con Él!
El Hermano Joseph Branham