22/11/2016
Cartas de prisioneros

Cada mes remitimos miles de cartas y paquetes a prisioneros de todo Estados Unidos. Algunos escuchan el Mensaje en la prisión por primera vez. A otros la prisión les sirve como una llamada de atención para volver al Señor. En otros casos, son amigos o familiares que se preocupan por ellos y nos piden que les enviemos libros. Cada carta que los reclusos escriben a VGR recibe respuesta y cada petición de material del Mensaje es atendida.

A continuación leerán extractos de cartas de prisioneros:

Estos mensajes del Hermano Branham nos están formando y moldeando aquí, y se nos están abriendo las escrituras. La atmósfera de la prisión ha cambiado desde que llegaron los libros. Es tan hermoso presenciar al Espíritu Santo en acción y poder que a veces no quepo en mí de gozo.

Arizona

Sigan trayéndonos la Palabra de Jesucristo, ¡pues en estos calabozos sí existen creyentes que verdaderamente creen!

Rhode Island

Pronto me marcharé de aquí, pues me transferirán a una institución de rehabilitación, lo que significa que dentro de sesenta días regresaré al mundo de afuera. Tuve que asistir a una entrevista de salida, en la que me preguntaron qué era lo más importante que aprendí. Respondí que era Jesucristo y el amor de todos los hermanos y las hermanas de VGR, quienes compartieron la Palabra de Dios conmigo durante los últimos cinco años. Me dieron gracias y me liberaron. Puedo afirmar que derramé varias lágrimas sobre los libros del Mensaje y antes de parar aquí estas rodillas jamás tocaban el suelo, en oración. Gracias, Jesús, por destinar al Hermano Branham a este lugar. Ustedes se convirtieron en mi familia y amigos a lo largo de estos años. No lo olvidaré. ¡Dios los bendiga a todos!

Nebraska

Saludos y bendiciones a todos ustedes. Que nuestro amado Jesucristo siga bendiciéndolos mientras persisten en difundir el Evangelio por las cárceles de nuestro país. Conocemos el Mensaje únicamente gracias a un hermano de otra prisión, quien es un santo de Dios muy humilde y querido. Nos colmó de la Palabra Hablada de nuestro profeta, el Hermano Branham. Y sí que la saboreamos y nos nutrimos de ella. Es en efecto el buen Alimento en su sazón. Ahora queremos más, pues seguimos en crecimiento y pasamos mucha hambre.

Sudáfrica

Estamos muy agradecidos de que haya Alimento en su almacén y les pedimos que por favor compartan un poco con nosotros. Antes vivíamos en una de las peores prisiones del país, pero aparecieron las Palabras del profeta y ahora nos alojamos en un hotel de cinco estrellas, rodeados de Ángeles. Gloria al Nombre de Jesucristo, pues Él nos amó tanto que nos envió Su profeta a este lugar.

Sudáfrica

Quería contarles lo mucho que estos mensajes han cambiado mis creencias en Dios, pero cuando comencé a escribir, no pude expresarlo con palabras. No sé la magnitud del cambio, pues es incesante; no hay un punto específico en el que me encuentre. Cada libro que leo produce un cambio en mí. ¡Y oro para que nunca termine!

Virginia

Otro prisionero me permitió leer un folleto titulado El misterio y luego el que se llama Muéstranos al Padre. Me reí del perro mentiroso, pues ese era el que seguía yo. Gracias, Hermano Branham. Después, visualicé el perro observando el árbol y ladrando, mientras yo me alejaba sacudiendo la cabeza en negación. Es raro, pero supongo que así es como funciona. Verán, al volver la mirada, vi a mis padres con el perro, mirando el árbol. Comencé a temblar. Me preocupé tanto por mí, pero ¿¡qué de ellos!? Señor, después de orar, empecé a reunir material para enviarles. Por favor, hágame llegar sus folletos del Misterio para que pueda mandárselos. Oren por mis padres. Quiero que reciban lo mismo que yo.

Florida

Quería manifestarles que el Señor está obrando aquí. Por Su gracia, recibimos el DVD del Hermano Branham, el cual planean mostrar en la pantalla grande y plana de la sala principal. ¡Aquí muchos que quieren verlo! El capellán asistente desea saber dónde comenzó el bautismo en el Nombre de Jesús. Hermanos, aquí todo está marchando de maravilla. Oren por nosotros.

Arizona

Quería que supieran que no estoy desatendiendo mi deber. Todo marcha bien aquí, como sé que allá también, gracias a nuestro Señor Jesús. Desde que leí las primeras palabras del profeta, me he dedicado a ser un prisionero de Cristo. Aunque por mi crimen me rodeen estas paredes, no me atan. No hay cadenas que puedan estorbarnos siempre y cuando invoquemos el Nombre de Jesucristo. Siempre me esforzado al máximo en apoyar el ministerio: comencé colaborando con estampillas y desde que mejoró mi situación despacho giros postales. Jamás podría aspirar a compensar todo lo que han hecho por mí, pero lo intenté. La prisión me denegó el permiso de enviar al ministerio giros postales e incluso estampillas. Me reuniré con el capellán y después acudiremos al director. Los mantendré informados y les pido oración, pues es mi deber aportar. Mis preciosos hermanos, nunca abandonen esta batalla.

Colorado

Soy musulmán y he leído unos cuantos libros del Hermano Branham. Me dijeron que son libros Cristianos, pero no coincido con esa afirmación. Verán, conozco las enseñanzas Cristianas y las del Hermano Branham no son como las que consideran Cristianas. Yo digo que el profeta Branham es un revelador, pues nos ilustra la Revelación de Dios. Estoy muy satisfecho con estas enseñanzas, pues son muy sólidas y poderosas, tal como las del Profeta, Jesús, y los profetas de los libros de antaño. Gloria a Dios por revelar esto hoy. Por favor, si fueran tan caritativos, échenme una mano con la lista que adjunté.

Rhode Island

Nunca les agradecí por todo lo que hacen por nosotros, los presos. Sin VGR y el Hermano Branham, jamás habría sabido de Jesucristo y recibido mi salvación. Verán, después de terminar aquí, por quince años estuve seguro de que no existía Dios. Entonces me burlé de alguien que oraba. Él me miró y me preguntó: “¿No temes a Dios, amigo?”. Le contesté: “Me llamaste amigo, después de mofarme así de ti”. Me aclaró: “No, sí eres mi amigo, pero fue Dios contra el que obraste. ¿Acaso no temes?”. Nunca olvidé ese día, ¡pues esa noche sí me invadió el temor! Viví un año hecho una ruina, hasta que encontré un librito sobre un nido de águila; eso ocurrió hace cinco años. Ahora conservo ese folleto enmarcado y colgado a mi pared, como recordatorio de cuando Él cambió mi vida. He leído y conservado todo libro que Uds. me han enviado. Tan solo mirar la portada me infunde una paz interior que jamás experimenté. Ahora río y lloro leyendo los libros del Mensaje y mi Biblia. Pasé por una vida ardua y dificultades, pero ahora sé que no se comparó lo más mínimo con lo que Jesús tuvo que atravesar por mi salvación.

Gracias, Hermano Branham.

Dios los bendiga,

Nevada

Hace seis meses recibí el libro Las edades de la Iglesia y probablemente terminaré de leerlo a finales de año. No es que yo lea muy despacio; simplemente no me explico cómo se podría leer más de una o dos páginas al mes. Cuando uno empieza a estudiar lo que el Hermano Branham escribe, descubre que queda más, oculto tras lo que uno lee. Me consta que el Hermano Branham solamente pudo recibir estas revelaciones de Dios mismo. También me di cuenta de que al Hermano Branham lo conocen bien aquí. Con solo mencionar algo que uno lee, llueven las críticas; pero la Verdad es la Verdad y yo lo amo.

Kansas

Eché mano de un libro titulado La Deidad. Bien, les contaré lo que pensé: “¡Vaya!, con razón nadie lee estos libros: es un individuo excéntrico”. Pero seguí leyendo. Cuando menos lo pensé, ya estaba discutiendo con el Hermano Branham, como los demás. Entonces él habló sobre el Rabí. Ahora bien, no soy judío, pero jamás había escuchado una explicación así. Comencé a temblar y pensamientos empezaron a recorrer mi mente como si repasara mi vida a toda velocidad. Luego todo se detuvo. Me levanté, me sacudí y me di una vuelta, pero no podía despejar la mente. Cuando por fin lo logré, agradecí a Dios por mostrarme misericordia al haberme permitido escoger este libro. Sí, anunciaré a todos que hay un Dios y Su Nombre es Jesucristo. Ahora, con motivo del bautismo, por favor envíenme los siguientes libros.

Alabama

Deseo agradecerles por permitirme estudiar y comprender la Palabra de Dios.

Florida

Un recluso me enseñó un libro. Me dijo que era una Biblia. Nunca había visto una en mi vida, pero, desde luego, he pasado la mayoría de mi vida aquí. También me informó sobre los muchos libros de un hombre llamado Branham, que explican la Biblia y cómo acercarse a Dios. Ese individuo se marchó, pero me dejó su dirección. ¿Podrían mandarme estos libros? No estoy a gusto con mi vida. Está estropeada. No sé si podré salir de aquí. No tengo donde ir ni tampoco familia. Me gustaría aprender de Dios; quizás mi vida cambie y pueda estar Él.

Alabama

Hola, les escribo de nuevo. Me trasfirieron a una institución de rehabilitación, por lo que me liberarán dentro de seis meses. No he podido diezmar por todo el ajetreo y por ahora no tengo acceso a mis ahorros, pero lo haré en cuanto pueda. Adjunté una petición de libros, si fueran tan amables de atenderla. Estoy muy emocionada de regresar a casa, pero, ante todo quiero agradecerles de corazón a todos ustedes. Honestamente, no creo que lo hubiera logrado sin ustedes. Hace años, cuando llegué aquí, lloraba a toda hora por lo que hice tanto a mi familia y mis hijos como a mí misma. Otra prisionera me reconfortó: “Ahora tienes que decidir: ¿a dónde irás de aquí?”. Respondí: “Cumpliré mi condena, purgaré mis culpas y regresaré a casa”. Me advirtió: “Si haces eso, volverás aquí en menos de nada”. Lloré más: “¿Qué puedo hacer?”. Me dijo: “Dios viene”. Le mencioné: “Asisto a la iglesia”. Contestó: “Ya lo sabía”, me entrego un libro sobre las edades y añadió: “Dios viene”. Leí el libro; sabía que Dios vendría. Trasfirieron a mi amiga. Tras pedir más libros, llegué a tal punto que olvidé a mi familia, olvidé todo, excepto los libros del profeta. Seguí leyendo más y más, solicité una Biblia y más material. Parecía que no podía vivir sin un libro del Mensaje en la mano. Comencé a diezmar, orar, hablarle a la gente… Supongo que fue un sueño, pero una mañana Dios se presentó. Supe que había cambiado y todo había cobrado vida nueva. Estos seis años se me pasaron en un instante. Mi familia me ha apoyado, han estado pendientes de mí y testifican que soy una persona renovada. Les pido oración por mi esposo, quien bebe, y también por mis hijos, a quienes tanto extraño. Agradezco a este ministerio y al profeta de Dios, William Branham, por los alientos y fuerzas con que me apoyaron, como también por mi Señor y Salvador Jesucristo, Su amor y el sacrificio por mi alma. Oren para que Dios me conceda sabiduría para instruir a mis hijos y ser una vela.

Texas