Acabo de ver que ocurrió algo que encendió mi alma. ¡Oh, bendito sea Su Nombre! Dios tendrá una Iglesia unida, uno de estos días. No falta mucho. Seremos uno. Nuestro propósito será uno. Como el gran templo, cuando se unió: no se oyó el ruido de la sierra ni el sonido de martillo durante cuarenta años.

Algo acaba de hablar a mi corazón y dijo: “No temas, predicador. Ellos serán uno, uno de estos días. Creerán”. Quizás se requiera persecución y demás para que lleguemos a estar unidos; pero Dios unirá a Su Iglesia tan cierto como yo estoy parado en este púlpito, bajo uno, ese es Cristo. Cristo será la Cabeza. Ninguna denominación será la cabeza. Cristo será la Cabeza de cada creyente. ¡Aleluya!

Pero la mismísima cosa que usamos como pretexto, por nuestras debilidades, Dios usa esa misma cosa para llevar a cabo la tarea. ¿Ven? Él espera que nosotros lleguemos a esa condición para poder utilizarnos. Nosotros—nosotros tomamos los pretextos y decimos: “Bueno, yo—yo—yo—yo no puedo hacer esto, soy insuficiente; yo—yo no puedo hacerlo”. Y Dios toma eso mismo para hacer la tarea. Eso es cierto.

“La ira de Dios estuvo contra él”. Dios no le tuvo lástima porque era débil.

Ud. dirá: “¡Oh, Señor!, me siento tan mal, no creo que pueda hacerlo”. Dios no siente lástima por Ud.; siente querer darle a Ud. algunas patadas. ¿Ve? ¿Ve? Seguro. Dios no siente lástima por Ud.; Él—Él se enoja con Ud. Ud. apenas está quedando en forma para que Él lo pueda usar. Sí.

Y aquí estamos nosotros en el tiempo del fin, hemos venido del este, del oeste, del norte, y del sur. Y, ¿qué estamos haciendo? ¡Nos estamos preparando para el rapto! Nos estamos manteniendo firmes por unos momentos, hasta que toda fibra esté llena del Espíritu Santo. Entonces la Iglesia subirá. ¡Oh, qué cosa! Él está llamando Su pueblo a Sí Mismo, en la verdadera unidad de Sí Mismo, porque es por medio de Su único Espíritu Santo.

Pero el asunto… Eso parecía la invasión de un solo hombre que iba camino a Egipto, como un hombre que se dirigiera a tomar control de Rusia. Pues, seguro, sería igual. Pero la parte extraña de eso es que él lo hizo. ¿Por qué? El oyó la Voz correcta, él reconoció y obedeció. Y Ud. dice: “Yo no puedo hacerlo”. Sí puede. Si Dios le habla a Ud., reconozca eso como Su promesa. Entre en acción y vea lo que hace Dios. Tomaremos el control.

Y si este grupo de personas aquí esta noche, buscando migajas, si eso hacen: el mismo Dios que los trajo aquí, que pudo guiarlos a un lugar como este, el Dios que los salvó, el Dios que pudo llenarlos del Espíritu Santo; ese mismo Dios puede quitar cada pizca de enfermedad y de dolor, lo que sea que esté en sus corazones esta noche, si lo creen. Persistentes, perseverantes, extienda la mano y agarre ya esa pequeña migaja de fe; diga: “Señor, Te lo agradezco. Aquí voy”. Mañana el vecino dirá: “No estás sano”. Diga: “Oh, pero sí lo estoy; lo estoy. Encontré una migaja anoche en la iglesia cuadrangular. Algo se ancló en mi interior. Ya nada me va a detener más; Lo tengo”.

Vean, nosotros queremos aferrarnos de lo que más podamos, y a la vez seguir a Jesús. Pero en algún momento Jesús quiere que lo soltemos todo, para que con las dos manos nos aferremos de Él.

Oía un testimonio estando allí adentro cuando iba a orar por la mujer, en el teléfono. Y el que recibió el mensaje, olvidó anotar la ciudad del lugar adonde llamar, de parte de la esposa del Dr. Morrison. Y sencillamente les voy a decir lo que hice, por las oraciones de todos Uds. y las mías: puse mis manos sobre el teléfono y señalé al número, dondequiera que quedara, y le pedí al Espíritu Santo que fuera a la mujer. Por tanto, pienso que Él escucharía eso igual que si nosotros… ¿Ven? Y simplemente colgué. Y quizás así era como el Señor lo quería.

Estoy ejerciendo algo (¿ven?), es tomar este impulso de fe y regresando de nuevo para empezar y entrar (¿ven?); para levantar la fe a un nivel que Uds. jamás la han notado de esa manera. No alguna fe, sino una Fe Perfecta, edificada aquí arriba. Y observen a un Dios perfecto, de perfecto corazón, cumplir una promesa perfecta, a través de Su Palabra perfecta, la cual es más cortante que toda espada de dos filos y es Discernidora de los pensamientos del corazón.

Porque Dios solo puede salvarlo en la medida en que Ud. testifique. Él solo puede sanarlo en la medida en que Ud. testifique. Él está sentado a la diestra del Padre esta noche para interceder por su profesión. No se trata de cuán fuerte llore, cuán duro golpee el altar, cuántas obras buenas haga; es su fe lo que lo salva.

Y, si Ud. lo confiesa con sus labios y proviene de su corazón, Él ejercerá como Sumo Sacerdote, sentado a la diestra del Padre para hacer intercesiones por su confesión. Hebreos 3:1, Él no puede hacer nada por Ud. hasta que primero Ud. lo crea y lo acepte y confiese que es así.

Cuando las personas toman a Dios en su Palabra y creen Su promesa, es tan sobrenatural que se vuelve una locura para la gente del mundo. Si ellos solo… Dios es mucho mayor: Sus promesas y Su poder, y Su Ser, y Su vida. Y Sus expectativas con respecto a nosotros son tan superiores a las cosas del mundo, que venimos a ser locos para el mundo.

Y el Hermano Wood le dijo a su hermano, Lyle, le dijo: “Lyle, ¿no sería maravilloso que ahora fuéramos a encontrar a esa hermana anciana para contarle que somos salvos?”. Ahora, esa palabra halló favor con Dios. Después de que él habló de Dios por tanto tiempo, pero esa palabra halló favor. Esos dos muchachos testigos de Jehová, ya siendo ambos ancianos, querían encontrar una anciana y contarle que ellos eran salvos, dos hermanos. Cuando dijeron eso, el Espíritu de Dios en Su soberanía descendió en mí, sentado allá en esa lancha. ¡Oh, desearía tener la voz para hacer penetrar eso de alguna manera en el corazón de la gente!

Él lo hará si nos rendimos completamente a Él. Si nos entregamos completamente en Su mano, entonces Dios puede vivir en nosotros. Cristo, la esperanza de Gloria, puede reflejarse en nosotros a medida que nosotros nos hacemos a un lado; luego, nuestros pensamientos vienen a ser Sus pensamientos.

Entonces en la próxima semana, si el Señor quiere, queremos tomar unos textos muy fuertes para predicar el Evangelio. Y también para que Uds. puedan hablarles a las personas, que sean instruidos sobre cómo decirles a ellos que reciban su sanidad y cómo estar a la espera y pendientes del Señor a medida que Uds. meditan sobre Él. Que se requiere meditación en el Señor para traerlo a Él a su presencia. Eso es cierto, siempre. Mientras pensamos en estas cosas es cuando Cristo aparece.