Festus Simeon, conocido como Kabila, es el trabajador doméstico de nuestra casa en la aldea King Kauluma. Lleva dos semanas enfermo, luego de dejar de fumar y beber alcohol hace unos meses. Empezó a toser y sus piernas y pies se hincharon demasiado. Le aconsejamos ir al hospital, pero él fue en secreto al curandero. Sin duda, fue en vano. Nuestros vecinos nos informaron que estaba empeorando.
Decidimos viajar desde Windhoek hasta King Kauluma para verlo. Cuando llegamos, se encontraba muy mal. A la noche siguiente, como a las 11:00 p. m., lo dejamos en su habitación para que durmiera. Luego de irnos a nuestro cuarto, lo escuchamos quejarse. De inmediato corrimos a ver qué le pasaba. Lo encontramos luchando por vivir y murió en nuestras manos mientras intentábamos ayudarlo. Nos miramos, y como creyentes decidimos orar por él creyendo que Dios lo resucitaría. Colocamos las manos en su cuerpo muerto.
Recordamos que en nuestra oración llamamos al Dios de Abraham, Isaac, Jacob y William Marrion Branham, a quien Dios le dio este Mensaje que creemos que proviene de Su santo Cielo para glorificar Su Nombre. De repente, el hombre empezó a temblar y resucitó.
Lo llevamos esa misma noche al hospital. El médico lo examinó y todo estaba normal, excepto sus piernas inflamadas y la tos. Le contamos lo que ocurrió y lo internaron en el hospital. Luego de tres días, lo enviaron a casa y estaba normal. ¡Gloria al Nombre del Señor! Amén.
El Hermano Pandu y la Hermana Illenimo