17/11/2016
Diesel

23En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

24Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Juan 16:23 y 24

Nuestro Señor Jesús es un Padre amoroso. Él se preocupa por nuestra salud, nuestra finanzas y hasta por nuestras queridas mascotas. El perro de esta familia no era insignificante para el Señor, pues Él no pasó por alto la petición de sanidad por su cuerpo. Esto demuestra que Él está pendiente de todo lo concerniente a nuestra vida.

Me gustaría compartir un breve testimonio sobre Diesel, nuestro perro Husky, quien tiene casi siete años.

Hace unos dos meses, noté que se comportaba extraño. Parecía cansado y sus movimientos eran más lentos. Unas semanas después ya casi ni se movía, permanecía acostado la mayoría del tiempo y no interactuaba con nosotros. Definitivamente ese no es su comportamiento normal. Mientras lo palpaba encontré un bulto debajo de una de sus patas delanteras.

En el transcurso de las dos semanas siguientes, el bulto alcanzó un tamaño similar al de una toronja o incluso mayor; pero no era redondo sino ovalado. Su abdomen se inflamó demasiado y no se podía palpar. No sabía con exactitud qué lo provocaba, pero sentí que algo crecía en su zona abdominal. Entonces empezó a cojear, le costaba respirar y en ocasiones se quejaba del dolor. Se quedaba recostado durante horas respirando con dificultad y ni siquiera se movía cuando lo llamaba.

El sábado de la semana pasada, pasó una noche miserable. Constantemente se levantaba para intentar acomodarse. El domingo fuimos a la iglesia y mientras mencionaban las peticiones de oración y la congregación oraba por nuestras necesidades, le pedí al Señor que sanara a nuestro perro. En mi corazón tenía una pequeña intuición de que el Señor había contestado mi oración.

Esa tarde, cuando llegamos a casa, Diesel estaba recostado en el suelo con su cabeza levantada, mirándonos muy alerta, como si todo marchara perfectamente. Lo que había sentido en mi corazón se había materializado ante mis ojos. Le comenté a mi esposa: “Hoy el Señor sanó a Diesel; todo saldrá bien”. Por la noche volvió a ser el mismo perro alegre de siempre. A los cuatro días el bulto de la pata delantera se había reducido a un tercio del tamaño original y hace unos dos días ya se asemejaba a una pelota de golf. Estoy convencido de que se desaparecerá por completo antes del fin de semana.

Diesel completamente recuperado el 16 de noviembre.

Dios obró un milagro en un perro. Amigos, verdaderamente Dios es maravilloso, misericordioso y Él vive en medio nuestro, ¡aun dentro de nosotros!

El Hermano Jeff

Indiana