15/11/2016
¿Teme usted al cáncer?

La canción principal del Hermano Branham era Solo creed, todo es posible y su Mensaje era “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Si Jesús sanó a los enfermos hace 2000 años, entonces Él puede y lo hará hoy. Si las oraciones de los santos y creyentes surtieron efecto en el pasado, poseemos la misma promesa de llamar a Jesús a la escena, si tan solo podemos echar mano de la llave de fe para abrir esa puerta.

Estoy plenamente convencido de que mi mensaje viene de Dios. Estoy plenamente convencido de que no es mi propia mente carnal envanecida. Es la Palabra de Dios.

Estoy plenamente convencido, absolutamente convencido, de que es Jesucristo, el mismo ayer, hoy y por los siglos. Estoy plenamente convencido de que Él está presente ahora mismo. Estoy plenamente convencido de que Él acampa aquí. Estoy plenamente convencido de que Él responderá nuestra oración, si nos preocupamos, nos convencemos y abrimos nuestras vidas a Eso. Inclinemos nuestros rostros.

Convencido y luego preocupado (62-1125m)

El siguiente es un testimonio de un hermano de Kenia que recibió noticias muy graves de los médicos. Nuestro hermano sufrió profundamente y, como leerán a continuación, la Gracia de nuestro Señor prevaleció. Nuevamente, Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Hace poco encontré este sitio web de testimonios, branham.org, el cual me animó sobremanera. Me gustaría compartir una experiencia pasada, que ya he relatado a otros en mi localidad, con muchas más personas al publicarla en la web para glorificar a Dios.

Hace ocho años me diagnosticaron un tumor cerebral en su crítica etapa final. Tras todo un proceso de exámenes y visitas médicas prolongadas, los médicos concluyeron que no existía procedimiento médico con que pudieran revertir esta enfermedad agravante. Asistí a todas las sesiones de quimioterapia, que me perjudicaron mucho, y postrado me regresaron a casa, con pérdida total de memoria y deficiencia de la coordinación nerviosa. Gradualmente, mis cinco sentidos se sumieron en estado de coma. Estando inconsciente, escasamente podía creer en sanidad, por lo que precisé de que mis amigos, mi familia y santos de varias partes intercedieran para infundirme alientos.

Por mucho tiempo, anduve perdido en otros mundos, atravesando varias veces lo que los médicos llaman experiencias cercanas a la muerte. En medio de todo, la historia Bíblica de Job fue lo único que mi memoria retuvo. En incontables ocasiones la recreé, hasta que finalmente mi corazón aceptó que la sanidad existe. Creo que las oraciones de los santos me permitieron alcanzar fe en la sanidad Divina.

Cierto día, tendido en cama, me desesperé y lloré al sentir tan cerca la presencia de Dios. Entonces le pedí a Dios que me quitara la vida, pues había sufrido mucho y esa vida impredecible parecía muy penosa; además, de todas formas seguiría creyendo que podía curarme, pero prefería la muerte; y si acaso Él quería que viviera, podía resucitarme. Considerando vanidades todos aquellos grandes sueños que antes abrigaba, me recosté esperando en paz Su respuesta.

Apenas una semana después de esa conversación, me desperté una mañana y me percaté de que la situación había cambiado. Fue un milagro; pude levantarme de la cama, caminar, hablar y moverme normalmente de nuevo. Gloria a Dios. Con el tiempo reanudé mis estudios universitarios y después trabajé; pero luego renuncié para desempeñarme como misionero. Ocurrieron muchas cosas que no sé expresar apropiadamente con palabras, pero siempre recuerdo esa vivencia en particular, que al parecer fue la base de muchos otros acontecimientos sobrenaturales en mi vida cotidiana.

Sinceramente agradezco a Dios, no solo por la sanidad, sino también por la afección, que me permitió conocerlo a Él mejor. Sé con firmeza que todo es posible y valoro cada vez que respiro en Su servicio.

Dios los bendiga,

Un hermano de Kenia