5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.
6 Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.
El misterio continúa con el tercer jinete. Esta vez, está sobre un caballo negro. ¿Qué representan la balanza, el trigo, la cebada, el aceite y el vino? En este punto sabemos que la bestia sale a luchar contra el jinete, pero ¿qué pasa con la voz que sale de en medio de las cuatro bestias? Eso no estaba en los otros dos Sellos. ¿Quién podrá ser?
Ud. allí está seguro. “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis”. [San Juan 15:7] Eso es, la Palabra.
El tercer Sello (63-0320)
La novia hebrea tuvo la promesa de que la Palabra volvería. Y la novia espiritual de pentecostés, la cual cayó en Nicea, luego le es prometido que en los últimos días la Palabra vendrá otra vez. Ud. dirá entonces… Si desean otra Escritura, veamos Apocalipsis 10, donde dice: “En la hora, en el tiempo del-del ultimo ángel, el séptimo ángel (el séptimo mensajero), cuando él comenzare a tocar, entonces el misterio de Dios será consumado”. ¿Ven? ¡La restauración de regreso a la Palabra! La Biblia dice que este mensajero de los últimos días será para restaurarlos nuevamente a la fe original, nuevamente a la fe de los padres.
El tercer Sello (63-0320)
La luz y las tinieblas no pueden tener compañerismo. Cuando entra la Luz, las tinieblas huyen. ¿Ven? No puede…¡La más poderosa! Ud. no puede apagar la luz con la oscuridad. Pero sí puede apagar la oscuridad con la Luz. Correcto. Y Él es la Luz, y Él es la Palabra. ¿Ven? Allí lo tienen. Siempre vuelve. No puede hacer que mienta ni que cometa error; siempre vuelve directamente a ese punto. Sí señor.
El tercer Sello (63-0320)
¡Ahora, salieron estos dignatarios para encontrarlo, y estaban tan enredados con sus substitutos! Dijeron: “Pues, si el Mesías viene, seguramente llegará allá con Caifás. Llegará a nuestra denominación. Llegará con los Fariseos”.
Los Saduceos respondieron: “Eso creen Uds. Él llegará con los Saduceos”.
Y allí estaban con la misma contienda que tienen hoy. Pero cuando vino, fue algo muy raro. Él llegó completamente contrario a lo que ellos pensaron; pero vino de acuerdo con la Palabra. Y ellos no conocían la Palabra.
Déjenme decir eso bien claro para que entre bien. Quiero que entiendan. ¡Eso es lo que pasa con Uds. hoy, no conocen la Palabra!
El tercer Sello (63-0320)
Él lo comenzó a cabalgar en el tiempo de la Edad del Oscurantismo. Eso es lo que representa el caballo de color oscuro, la Edad de Oscurantismo, porque fue un tiempo de medianoche para los verdaderos creyentes que todavía quedaban. Fíjense ahora en esa edad de la iglesia, la edad de la iglesia de en medio, la edad oscura de la iglesia. Miren cómo Él dice, “Apenas tienes poca fuerza”. Fue un tiempo de medianoche para el verdadero creyente.
Vean bien. Prácticamente casi toda esperanza había sido quitada de la Iglesia verdadera, porque esta persona controlaba ambos, la iglesia y el estado. ¿Qué podían hacer? El catolicismo se había apoderado del estado y de la iglesia. Y todo aquél que no estuviere de acuerdo con el catolicismo, fue asesinado. Por eso andaba sobre un caballo negro. Y fíjense qué cosa tan oscura que hizo, entonces podrán ver mejor. Y solamente…Si conocen algo de la historia, fíjense bien, entonces podrán… Pues, ni tendrán que conocerla para conocer esto.
Ahora fíjense. No había nada de esperanza. Ese es su caballo negro. Ahora, él entró sobre el caballo blanco, siendo muy astuto. Luego le fue dado poder, y quitó la paz, y mató a millones. Eso es lo que iba hacer mientras cabalgaba. Y todavía lo hace. ¿Ven? Ahora, aquí está sobre su caballo negro, viniendo a la escena. La edad oscura, ese era el tiempo. Fue alrededor del tiempo que la iglesia se estableció y tenía poder, entonces terminaron con todo lo demás. Y pasaron por un tiempo de centenares y centenares de años, que es conocido por los lectores como la Edad del Oscurantismo. ¿Cuántos saben eso? [La congregación responde, “Amén”.] Seguro, la Edad del Oscurantismo. Allí tienen al caballo oscuro, representando aquella edad oscura.
El tercer Sello (63-0320)
El peso o la balanza que tiene en la mano, pueden ver; clamando: “Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario”. En realidad, el trigo y la cebada son el sostén de la vida natural. De eso hacen el pan y las cosas. Pero vean, él estaba cobrando por estas cosas.
Lo que significa es que él le estaba cobrando a sus súbditos por la clase de esperanza de vida que él les estaba extendiendo, al hacer…Él comenzó allá en ese mero tiempo, que los hizo pagar por las oraciones, cobrando por las oraciones. Y eso aún sigue, las novenas. Entonces ¿qué estaba haciendo? Captando las riquezas del mundo. La balanza, pesando “dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario”.
El jinete sobre el caballo negro estaba haciendo…estaba despojando a sus súbditos de su dinero. Y la Biblia nos predice que él tiene las riquezas del mundo. Como hablamos anoche de Rusia, como es que ellos simplemente toman todo el dinero, y simplemente despojan a la gente de todo lo que tienen. Allí lo tienen.
El tercer Sello (63-0320)
Él está cobrando por esa clase de vida, cebada y cosas; natural, no era espiritual. Era cebada, así que era pan de trigo y pan de cebada. El estaba cobrando por esa clase de vida que estaba dando a sus súbditos. Cobrando por las oraciones hechas por los sacerdotes, para que por sus oraciones sacara la gente del purgatorio. ¡Cobrando! Estoy tomando esto directamente de la historia. Estaba cobrando por las novenas; me supongo que es, que todos saben qué es. Novena me supongo es alguna clase de penitencia que tienen que hacer. Alguien tenía que cobrar por eso. Estaba juntando las riquezas del mundo hacia él, hacia él mismo, dentro de la iglesia misma. Y él todavía está cabalgando. Seguro. Sí señor. ¡Sigue cabalgando!
Noten. Aquí está lo bueno. Noten. …pero no dañes el aceite ni el vino. “¡De esto sólo queda un poquito, pero no lo dañes”! Ahora el aceite…simboliza el Espíritu, el Espíritu Santo.
El tercer Sello (63-0320)
Ahora, aceite tipifica el Espíritu. Y el vino simboliza el estímulo de la revelación. Oh, casi me puse a correr por toda la casa. Fue un milagro que no desperté a todos los vecinos cuando el Señor me mostró eso, “el estímulo de la revelación”. ¿Ven? En la Biblia el aceite y el vino siempre están asociados el uno con el otro. Busqué en la concordancia. Encontré una lista larga, en donde se encuentran juntos el aceite y el vino, siempre. ¿Ven?
Cuando la Verdad de una promesa de la Palabra de Dios ha sido verdaderamente revelada a Sus santos que están llenos del Aceite, ellos llegan a estar estimulados. El vino es estímulo. ¡Gloria! Yo lo siento ahora mismo. Estimulados con gozo y gritos. ¿Ven? Y cuando esto sucede, tiene el mismo efecto en ellos que-que el vino en el hombre natural. Porque cuando la revelación ha sido dada, de una Verdad de Dios, y el verdadero creyente está lleno del Aceite, y la revelación es revelada, entonces el estímulo llega a ser tan tremendo que lo hace comportarse de una manera fuera de lo normal. Correcto. ¡Gloria!
El tercer Sello (63-0320)
Tengo algo más que quiero que sepan. Noten, no fue uno de los cuatro seres vivientes que dijo: “No dañes el aceite ni el vino”. ¿Notaron eso? Los cuatro seres vivientes habían estado hablando, pero…Fíjense, permítanme leer un poco. …libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.
Ahora escuchen esto. Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes… ¿Qué fue? Fue el Cordero. ¡Amén! No fue uno de los cuatro seres vivientes. Fue el Cordero que lo dijo. ¿Por qué? Él es quien va tomar lo Suyo. Eso le pertenece a Él. Él lo ha redimido. ¿Ven? ¡Amén! “No toques ese Aceite”. No señor. No fue uno de los cuatro seres vivientes, sino el Cordero fue Quien lo dijo. ¡Y oh, qué cosa! ¡El Cordero! No…Los cuatro seres vivientes no dieron este anuncio.
El cordero mismo lo dijo. Cuando los cuatro seres vivientes dijeron: “Ven y mira”, y fue y observó de esa manera. Y Él dijo: “Dos libras de trigo por un denario, y por…y tanto así, y tanta cebada”. Pero luego El Cordero exclamó de entre ellos, y dijo: “¡Pero no dañes el Aceite ni el vino”! Correcto. Escuchen bien. “No los dañes porque de otra manera lo pagarás muy caro algún día”.
El tercer Sello (63-0320)