Hace poco, me di cuenta de que mi niño de siete años tiene una revelación muy especial.
Mientras escuchábamos Un absoluto, el Hermano Branham estaba hablando sobre el poste de amarre. (Mis hijos son como el típico niño inquieto: no dejan de moverse y no parecen estar prestando atención). Me volví a mi hijo y le pregunté: “¿Qué es el poste de amarre?”. Sin titubear respondió: “La Palabra”.
Seguimos escuchando y él me confesó un pensamiento negativo que le había llegado. Lo instruí sobre cómo debía actuar según lo que yo había escuchado al Hermano Branham decir: sacar su escopeta y dispararles. Contestó que el diablo no le teme a nada excepto la Palabra. Le di la razón y le expliqué que Esa es la escopeta.
Le enseñé que el diablo se compara a los cuervos, cuando llegan a comerse los cultivos del agricultor y vuelan espantados por el estallido. Pude notar que entendió, pues me dijo: “¡Oh, entonces la escopeta utiliza balas de la Palabra!”.
Me gocé con una pequeña celebración en mi corazón por la victoria. Estoy muy agradecida por este Mensaje.
Dios los bendiga, santos.