16/12/2016
Distribuyendo el mana

Y, mientras haya luz del día, pienso en esto, lo tengo siempre presente, y es bueno que Uds., queridos Cristianos, recuerden que este es el único momento, de todas las edades incesantes más allá del porvenir, en que Uds. tendrán el privilegio de trabajar para Jesucristo. Este es el único día. Y no sabemos si mañana estemos aquí o no. ¿Ven? Por tanto, yo creo que nos conviene ponernos en marcha con todo lo que tengamos y hacer todo lo que esté a nuestro alcance.

El pastor del rebaño, 56-0403

Hay un breve periodo de tiempo, de toda la eternidad, en el que el Señor Jesús nos ha concedido el privilegio de servirle. Nos corresponde a nosotros decidir cómo ocuparlo.

El Hermano Maurice Phiri, administrador de la oficina de VGR de Zambia, ni su equipo desperdician un minuto. Viajaron al norte de Zambia abastecidos de Alimento espiritual y lograron resultados maravillosos. Este es su informe:

El viernes pasado, 28 de octubre del 2016, partimos de nuestra oficina para emprender un viaje de distribución en el norte de Zambia (provincia de Muchinga). En seguida notamos que la camioneta presentaba algunos problemas, por lo que el viaje se prolongaría. Constantemente confiamos en el Señor y creímos que nada evitaría que este Mensaje llegara a las manos de los predestinados a escuchar y leer lo que el Señor impartió por medio de su poderoso profeta. Llegamos a nuestro destino, Isoka, a las 7:00 p. m., listos para descansar, pero a la expectativa de lo que el Señor haría por nosotros al día siguiente.  

La distribución debía empezar esa mañana a las 9:30, pero el lugar que habíamos elegido para la reunión por equivocación también lo había reservado a la misma hora. En ese momento nos dimos cuenta de que el enemigo quería interrumpir el Plan de Dios a toda costa, pero, como siempre, ¡llegó tarde! El Señor intervino rápidamente ¡y nos proveyó un lugar para que nos dedicáramos a Sus negocios!   

En la reunión les hablamos a los creyentes sobre Grabaciones la Voz de Dios y la importancia de traducir los Mensajes a varios idiomas. También enfatizamos la trascendencia del Ministerio de la Cintas y el impacto que ha producido alrededor del mundo. Leímos la cita donde el Hermano Branham mencionó que traducirían las cintas ¡y que las escucharían con máquinas y tubos en los oídos! ¡Verdaderamente conmovió a todos los que recibieron el material! ¡Qué bendición significó ver sus rostros y escucharlos expresar su felicidad al recibir la Voz de este día!

Todos estos en la cinta, Señor, que han escuchado la Voz de este día, a muchos idiomas distintos les será traducido, que ellos entiendan. Muchos hombres y mujeres, en casitas y apartados en pequeñas junglas de África, con esas máquinas diminutas con los tubos en sus oídos, que oigan, Señor, oigan. Concédelo.

Influencia (64-0315)

En Isoka distribuimos 252 tarjetas microSD y todos los creyentes estaban agradecidos con el Hermano Joseph, el equipo de Grabaciones la Voz de Dios y todos aquellos que contribuyen a la obra.  

Entonces partimos de Isoka y recorrimos 100 kilómetros hasta Nakonde, una ciudad fronteriza entre Zambia y Tanzania. Allí repartimos 151 tarjetas microSD entre los creyentes, ¡quienes esperaron tres horas para sostener en sus manos la JOYA de vida! Concluimos la obra de distribución a las 7:00 p. m. y a la mañana siguiente emprendimos el viaje de regreso. De camino, nos detuvimos varias veces para visitar pequeños grupos de creyentes. La primera parada fue en un lugar llamado Mpika, ubicado a 373 kilómetros de Nakonde, donde entregamos 38 tarjetas microSD.

Luego dejamos Mpika y andamos otros 244 kilómetros hasta nuestra última parada, Serenje; allí repartimos 25 tarjetas.  

A las 6:00 p. m. partimos de Serenje en dirección a Lusaka; arribamos a las 11:00 p. m. tras conducir 407 kilómetros.

Siento suma gratitud hacia el Señor por la oportunidad de presenciar lo que este Mensaje significa para la gente de Zambia. También estoy agradecido con los creyentes que contribuyen a esta obra para que mis conciudadanos gocen de la misma oportunidad que yo: ¡escuchar y leer este precioso Mensaje de Dios!  

Gracias,

Oficina de Zambia

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