Saludos en el precioso Nombre de nuestro Señor Jesucristo:
¡Cuán grande es nuestro Dios! Llevaba casi tres días sintiendo una molestia en el hombro. Hasta me costaba moverlo en el trabajo. Entonces, el viernes en la noche, empeoró y ya no podía moverlo. Tenía que pedirle a mi esposa que me ayudara a vestir. El dolor era tan intenso que no me dejaba dormir.
De mañana, fui por mi tableta para escuchar un mensaje titulado Expectativa.
En oración de clausura, ¿a cuántos les gustaría ser recordados en oración? Levante la mano u diga: “Recuérdeme, hermano”. Dios lo bendiga; Dios los bendiga en todas partes. Muy bien, por todas partes. Qué bien. Si tiene una petición en el corazón, diga: “Dios, estoy esperando que me respondas en este avivamiento. Tengo hijos perdidos. Tengo un padre perdido, una madre, un hermano o una hermana, o un ser querido, un vecino. Recuérdalos, Señor”. Simplemente levante la mano. Él lo—Él lo escuchará; Él estará al tanto.
Cuando el Hermano Branham invitó a levantar la mano, intenté alzar ambas, pero no pude estirar completamente la derecha, pues me dolía demasiado.
Sin embargo, no bajé mi mano y le oré a nuestro Señor Jesucristo para que me sanara el hombro. Con gran fe en mi corazón, creo que Él me curó.
En ese momento sentí la presencia del Señor. Entonces, traté de enderezar el brazo derecho y, gloria a Dios, el dolor se desvaneció y pude mover el hombro normalmente.
Jesucristo es nuestro Sanador. Alabado sea Su santo Nombre.
Ronald Dalisay
Italia