23/12/2016
Si Cristo no hubiera venido

El siguiente artículo corresponde a la edición de noviembre del 2015 de Lifeline:

Se aproxima la Navidad, una época del año en que el mundo obsequia y recibe regalos. Pero nos preguntamos cuántas personas reconocen el regalo más grandioso que el hombre ha recibido en esta tierra.

Ahora, cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, Él fue el Regalo más grandioso que Dios le ha dado a la tierra, pues Él era Dios. Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo.

Venid y estemos a cuenta (55-1004)

¿Alguna vez se ha parado a considerar dónde se encontraría Ud. hoy si el Señor Jesús nunca hubiera venido a redimirnos de nuestro pecado?

Sabemos que Jesús en realidad nació en abril y no en diciembre. No obstante, ya que esta es la época en que el mundo celebra Su nacimiento, consideramos apropiado presentarles esta reflexión de nuestra edición de diciembre de Lifeline.

Sus ancestros, independientemente de que algunos fueran indígenas americanos, originalmente llegaron a América procedentes del Viejo Mundo. Si sus ancestros descendieran de Israel y Cristo no hubiera venido, seguramente Uds. practicarían hoy alguna de las ramas del judaísmo contemporáneo: ortodoxa, conservadora o reformista.

Cuando Jesús nació, el judaísmo era la ÚNICA religión del mundo que no era pagana. El resto de la población adoraba diversas deidades o ídolos fabricados por el hombre. Los científicos creen que la religión es universal en la humanidad y se halla en cada cultura que se ha estudiado.

¿Dónde se encontrarían Ud. hoy, si Cristo no hubiera venido?

¿Cómo sería este mundo? ¿Seguiríamos en la Edad de Piedra o la Edad del Hierro? Nosotros no lo consideramos así.

Aunque muchos creen que la civilización se derivó del Cristianismo —puesto que la Iglesia católica romana influyó en la era de los descubrimientos al enviar “misioneros” a explorar distintas partes del mundo—, eso no es cierto. Miren lo que el profeta de Dios dijo con respecto a la civilización.

Pero, ¿sabían Uds. que la civilización, la ciencia, educación, y las cosas que estimamos tan importantes hoy, son exactamente el instrumento de Satanás, la civilización misma? La civilización no vino de Dios. La civilización vino de Satanás. Ahora, les voy a probar eso a Uds. por la Palabra, en unos minutos.

La civilización no es de Dios. Pues, permítanme mostrarles: en esta civilización, entre más civilizados llegamos a ser, por los avances de la ciencia, siempre nos traemos muerte. ¿Ven? Y esta civilización ha culminado ahora, y tenemos muerte en esta civilización. Nosotros tenemos el pecado en esta civilización; tenemos enfermedad en esta civilización: eso no puede ser de Dios.

Poder de transformación (65-1031M) 

Ya que la civilización proviene de Satanás, habría progresado como hasta ahora, aun si Cristo NO hubiera venido; pues sabemos que Satanás es el gobernante de este mundo.

Entonces, ¿en qué habría cambiado? Bueno, en un aspecto: como el Antiguo Testamento seguiría en manos de los judíos, NO se habría escrito el Nuevo Testamento. Existirían edificios destinados específicamente a la adoración de deidades, pero seguramente serían templos paganos, como los de la Antigua Grecia, Roma, Italia y demás naciones de esa era. 

Si Cristo no hubiera venido, ¿a quién acudirían cuando surgieran problemas graves? Con orar a un dios pagano o alguna fuerza de la naturaleza no se lograría nada.

Cuando su bebé se enfermara, ¿quién podría sanarlo? Ciertamente ningún dios pagano tendría ese poder.

¿Y cuándo llegaran al final del camino? Aunque la mayoría de las religiones paganas enseñan que hay vida después de la muerte, ¿en realidad podrían confiar en las palabras de su sacerdote pagano?

El Hermano Branham dijo:

Si Jesús no hubiera venido, Job no hubiera podido ser redimido. Pues Él era el Cordero inmolado desde la fundación del mundo. Él conocía Su lugar, Él conocía Su posición.

El oprobio por la causa de la Palabra (62-1223)

¡Oh!, ¡no se alegran de que Jesucristo sí vino! Pues, sin Él, no habría absolutamente ninguna manera de salvar nuestras almas. Estaríamos perdidos, sin esperanza en el más allá de la tumba. 

El tema de esta edición de Lifeline surgió al toparnos con un poema que escribió una adolescente, el cual se publicó en una edición de Youth For Christ hace 60 años. Nos parece que expresa lo que todos sentimos con respecto a la primera venida de nuestro Señor Jesús.

Si Cristo no hubiera descendido a esta tierra,
No conoceríamos a un maravilloso Salvador.
Si Cristo no hubiera nacido en un establo tan humilde,
No podríamos llamarlo “Padre” a Él, quien es Santo.

Si Cristo no hubiera descansado en un humilde pesebre,
No habría podido acudir al forastero más podre.
Si no hubiera sanado al enfermo y dado vista al ciego,
Nunca me habría librado de mis cargas.

Si la corona de espinas no se hubiera clavado en Su frente,
No sería mi Salvador ahora mismo.
Si no lo hubieran encaminado por la cuesta del Calvario,
Ante Él no podría inclinar mi rostro en oración.

Si no lo hubieran colgado de la cruz del Calvario,
No sería libre ahora de todos mis pecados.
Si la historia de la Resurrección no fuera cierta,
Yo no me encontraría con Él más allá de los cielos.

Entonces, como ven, si Cristo no hubiera visitado esta tierra,
Esta vida no me ofrecería nada.

Para concluir, nos gustaría dejarles un Regalo especial, una oración de la Palabra de Dios que Su profeta nos impartió desde el Tabernáculo Branham en la Navidad de hace 55 años: 

Santo y bondadoso Dios, Quien nos dio el Regalo más grande que este mundo ha conocido, al Señor Jesucristo; venimos humildemente a Ti, esta noche, en agradecimiento y expresando desde nuestro ser más interno, las profundas adoraciones de nuestro corazón, a Ti, por este maravilloso Regalo. No tenemos nada que dar a cambio. Y fue muy poco lo que Tú pediste, solo: “Venid a Mí, todos los que estén cansados y cargados, y Yo les quitaré sus cargas y sus pecados, y los haré libres”. ¡Oh, que intercambio! Nadie pudo hacer eso sino solo Tú, Padre nuestro. Y te agradecemos que hayas hecho esto por nosotros. Y somos testigos Tuyos en esta hora, de que has quitado nuestras cargas y pecados, y en su lugar nos has dado gozo y paz. Cuán agradecidos estamos, Señor, por esta experiencia Cristiana interna, la Navidad en nuestros corazones. Estamos muy contentos por esto. Estamos muy contentos de saber que estamos viviendo en el día del fin, cuando vemos las señales viniendo de nuevo como en aquel día, de Su llegada. Humillamos nuestros corazones en Tu Presencia, ¡oh, Gran Ser Noble! Permite que Tu Espíritu reine soberanamente en nuestro corazón, en nuestras vidas. Y fortalécenos, desde adentro hacia afuera, para que podamos ser siervos Tuyos en esta gran y oscura hora que el mundo enfrenta hoy.

Te presentamos esta lectura de Tu Palabra, Señor, con este único propósito, que, de Aquí, el Espíritu Santo quizás presente un contexto que sea suficiente, en esta noche, como un Mensaje de Navidad para Tu pueblo expectante. Y estamos esperando en Ti. Señor, circuncida los labios que hablarán y los oídos que escucharán. Y da poder y pon Vida en las Palabras que saldrán, para que puedan quizás traernos a un mejor conocimiento del Señor Jesús. Porque lo pedimos en Su Nombre. Amén.

El regalo envuelto de Dios (60-1225)