21/12/2015
Nuestro pronto auxilio

Estas cuatro hermanas persistieron en su testimonio, aun cuando les dijeron que tendrían que pagar miles de dólares adicionales por el simple hecho de perder su vuelo. Ellas oraron y llamaron a algunos amigos para pedirles oración de modo que todo saliera bien.

Como están leyendo el testimonio en este sitio web, seguramente ya saben que todo salió bien para que su testimonio sobre la bondad del Señor lo pudieran leer decenas de miles de creyentes de todo el mundo.

Me gustaría compartir un testimonio sobre un suceso que ocurrió hace unas semanas cuando regresaba de un viaje que hice a Tucson, Arizona, con motivo de la boda de una amiga. Con mi mamá y mis amigas disfrutamos en Tucson de una maravillosa semana de compañerismo que fortaleció nuestra fe. Después de la boda, nos quedamos hasta el lunes antes de regresar a Phoenix, donde tomaríamos a medianoche un vuelo directo a Canadá.

Cuando llegamos al aeropuerto, nos sorprendimos mucho al ver que las pantallas de las máquinas de registro estaban apagadas y no había ningún asistente detrás del mostrador. A mi mamá le angustiaba pensar que algo anduviera mal. Otra familia llegó a registrase y se encontró con el mismo inconveniente. Al cabo de un rato, nos dimos cuenta de que habían cancelado nuestro vuelo. La hora de salida de nuestro vuelo no la anticiparon solo unos 10 minutos, sino 12 horas. En lugar de salir a la 11:55 p. m., partió a las 11:45 a. m. Quedamos muy sorprendidas y decepcionadas.

Esa mañana la pasamos jugando voleibol con otros creyentes cuando se suponía que debíamos estar en el avión. Ni siquiera nos percatamos de ese cambio. Siendo así, era parcialmente nuestra culpa por no estar pendientes de la hora del vuelo de regreso. ¡El diablo sabe cómo hacernos dudar!

Pasamos una noche muy complicada en el aeropuerto, pero escuchar la voz del Hermano Branham nos ayudó a sobreponernos a la situación. Oramos y nuestras amigas les contaron sobre el problema a VOG Fellowship (la iglesia donde asisten en Tucson) y a otros creyentes, con el fin de que oraran para que Dios nos proveyera una forma de regresar a casa sin tener que pagar ningún costo adicional. También envié una petición de oración a la oficina de VGR de Jeffersonville.

Como era de esperarse, los asistentes llegaron unas horas antes del próximo vuelo, que partía el martes a las 10:30 a. m. Dios nos envió una asistente muy amable que nos ayudó a resolver nuestro problema. A pesar de que su supervisor se acercó a decirnos que era nuestra culpa por haber perdido el vuelo, yo no dejé de orar y creer.

Sé que debemos dar a César lo que es de César; pero, siendo cuatro, pagar 1.000 USD por cada asiento era absurdo. La amable asistente nos acompañó todo el tiempo y logró que nos fuéramos en el siguiente vuelo completamente GRATIS. Aparte de eso estamos seguras de que solo quedaban cinco asientos disponibles, ¡y nosotras necesitábamos cuatro!

Nuevamente Dios nos demostró Su gracia y misericordia. Nos sentimos increíblemente agradecidas con Él. Supuestamente las aerolíneas no suelen reponer los asientos sin costo cuando uno pierde un vuelo.

¡Gloria a Dios! El Hermano Joseph dijo que cuando de verdad queremos o necesitamos algo, solo debemos aferrarnos a eso y es imposible que recibamos algo distinto a aquello por lo que creemos. No hay por qué temer.

Así nos sentimos esa mañana en el aeropuerto. ¡Desechamos las dudas y Dios nos dio la fe que necesitábamos! Me siento agradecida por este Mensaje viviente.

¡Dios los bendiga!

La Hermana Kingston

Ontario, Canadá