El jueves de la semana pasada, me levanté por la mañana y noté el mal clima, parecía que iba a llover. La última vez que llovió, mucha agua se filtró a mi habitación y la cama quedó empapada. El vestíbulo y el comedor también se inundaron; tuvimos que sacar el agua con baldes.
Esa mañana, quería cubrir la cama con plástico y sellar la ventana con silicona. Pero no me quedó tiempo de hacerlo, pues se me hizo tarde para llevar a mi esposa a la escuela donde trabaja. Después recogí a mis compañeros de trabajo y nos dirigimos al trabajo.
En el camino estábamos conversando sobre el clima y todos en el auto comentaron que iba a llover. Bromearon con apostar un kilo de oro a que llovería y me dijeron: “Tu casa se va inundar”. Les respondí: “Aunque llueva, tengo fe en que mi casa no será afectada”.
Poco después empezó a llover y ellos comenzaron a burlarse de mí, diciendo: “Tu casa está arruinada y ahora sí recibiremos el oro”. Me importunaron tanto que me desanimé y empecé a dudar. Toda la mañana permanecí muy atareado y no pude ir a casa para analizar la situación. Llamé cinco veces a una vecina para preguntarle sobre las circunstancias y siempre me contestaba que estaba lloviendo extremadamente fuerte; eso no me agrado para nada.
Al mediodía, volví a llamar a la vecina y me confirmó que la lluvia finalmente había cesado, pero que las calles estaban inundadas. Estaba distraído en mis pensamientos, me sentía afligido y me preguntaba: “Yo sirvo a un Dios viviente. ¿Por qué me ocurre esto?”.
Como a las tres de la tarde, mi esposa llegó a casa y me llamó para contarme las noticias que deseaba escuchar. Dijo: “EL AGUA NO SE FILTRÓ POR LA VENTANA Y LA CAMA ESTÁ SECA”.
Fue nada menos que un milagro, pues la última vez llovió durante cinco minutos y mi casa se inundó. En esta ocasión la lluvia duró horas, pero aun así todo quedó completamente seco. Les comenté a mis compañeros que mi Dios es el Dios fiel y que no sabía nada del suyo. No respondieron nada y se sentaron en silencio.
Le pedí a Dios que me perdonara por dudar cuando se burlaron de mí; pero nuestro Dios verdaderamente que es fiel y está vivo.
Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
Dios los bendiga,
Un hermano de Emiratos Árabes Unidos