Hace una semana mi computador dejó de funcionar. Intenté encenderlo varias veces, pero fue en vano. Entonces abrí la tapa y vi que el ventilador del procesador estaba completamente bloqueado por el polvo; esto explicaba por qué el computador dejó de funcionar: ¡el procesador se sobrecalentó!
Lo limpié lo mejor que pude con un soplador e intenté encenderlo de nuevo, pero no funcionó. Busqué un procesador de repuesto, pero me informaron que ese modelo ya no estaba disponible y no podía costear una tarjeta madre nueva. Pasó otra semana e intenté encenderlo varias veces sin tener éxito.
Después recordé el testimonio reciente de branham.org sobre una hermana que no le funcionaba la lavadora. Al igual que yo, no tenía dinero para repararla; pero, después de orar, funcionó. Entonces le oré a nuestro Señor y Le recordé a la hermana, y también a otra hermana cuyo congelador, sin estar conectado, seguía enfriando cuando llegó a casa. También recordé al hermano que tenía una fuga en los cilindros del freno de su carro y cuando oró todo quedó como nuevo. Indudablemente, Dios responde la oración.
Ahora mi computador funciona como si nada le hubiera pasado.
Gloria al Señor por Su Gracia y amor para con nosotros.
El Hermano Brian Allchin
Sudáfrica