13/01/2018
Esta soy yo

El Hermano Branham nos enseña que la Novia está conformada por representantes de cada nación de la tierra. Todos podemos contar un testimonio de cómo nos llamó el Señor y cómo cumplimos Su llamado hoy. Todos atravesamos dificultades, pero la Biblia dice: “Al que venciere…”. Y cada uno de nosotros se esfuerza al máximo por superar las pruebas que se nos presentan.

Vamos a publicar una nueva serie de artículos sobre la vida cotidiana de la Novia de Cristo. Todos hemos experimentado dificultades y victorias, y tenemos un testimonio que podría alentar a decenas de miles de creyentes de todo el mundo, por medio de este sitio web. ¡Los invitamos a que nos envíen también sus testimonios!

El siguiente testimonio pertenece a una joven hermana de Noruega. La Hermana Sarah enfrenta obstáculos porque donde vive solo hay un puñado de creyentes del Mensaje y debe asistir a una escuela donde nadie comparte su fe. Los miércoles su familia lleva a cabo un servicio de cinta y los domingos viajan por 45 minutos para confraternizar con veinte creyentes fieles. No obstante, la Hermana Sarah nunca se queja. Ella lee los testimonios de branham.org, le encanta mirar las fotos de stillwaterscamp.org, responde con dedicación los cuestionarios de YF, participa en todas las actividades para jóvenes que organiza nuestra oficina de Europa y nunca se pierde La Cita del Día.

La Hermana Sarah es una vencedora, como leerán a continuación:

Un día de mi vida

Tengo dieciséis años y vivo en Noruega. Les relataré un día habitual de mi vida.

Hace poco más de un año, me mudé con mi familia y entré a una nueva escuela. Asistí por un año, pero no me gustó. Me sentía muy incómoda con el entorno y todo lo demás (en Noruega no permiten la educación en casa). Mis notas bajaron en algunas materias porque no quería hacer lo que sentía que estaba errado. Luego de completar décimo grado, quería volver a un lugar donde me sintiera cómoda como Cristiana.

Actualmente estudio en la ciudad donde vivíamos. Tardo entre 40 y 45 minutos en llegar, así que, de lunes a viernes, programo mi alarma a las 5:15 a. m. para que mi papá me lleve de camino a su trabajo. Suelo llegar a la escuela a eso de la 6:40 a. m.; luego, llamo a las empleadas de la cocina para que me abran la puerta trasera y pueda esperar adentro. Mi clase empieza a las 8:00 a. m., así que paso el entretanto en la cafetería completando mis tareas o escuchando una cinta o música cristiana.

A la hora de inicio, subo al otro piso para asistir a las clases, que están intercaladas con recreos. Por lo general me encuentro con mis amigos a la hora del almuerzo y luego regreso al aula para ver unas clases antes de marcharme a casa. Mi escuela no es mejor que la mayoría; todo es muy mundano, siembre hablan de fiestas y se oye música escandalosa y groserías. A todo momento y en todas partes lo veo y aun así me siento alegre. ¿Por qué?

Ahora, conozco al Hermano Branham desde pequeña y siempre me he considerado Cristiana, pero ahora siento que lo soy más. Cuando me preguntan sobre mi falda o mi cabello, me gusta MUCHO explicarles y contarles que soy Cristiana. Siempre que me aflijo por algo, recuerdo que Dios ha planeado todo. Gracias a Él, todos mis días son muy gratos y valiosos; ¿cómo podría no estar feliz con eso?

Cuando termina la escuela, tengo que esperar a mi papá, a veces durante solo unos minutos y otras durante una o dos horas, dependiendo de la hora a la que nos desocupemos. Suelo buscar un lugar donde sentarme o me paseo mientras escucho una cinta; así, la espera ya no me parece tan aburrida. Cuando mi papá me recoge, nos dirigimos directamente a casa y llegamos como a las 4:00 o 5:00 p. m. Ceno, paseo a mi perro y luego me quedo en casa el resto del día. Por lo general, los miércoles llevamos a cabo un servicio. No somos muchos, pero todos gozamos un momento maravilloso, cantando y escuchando la cinta. Finalmente, le agradezco a Dios por el día que viví y me preparo para el siguiente.

En el servicio semanal nos reunimos aproximadamente veinte personas, incluidos los niños. En las reuniones más grandes de fin de semana, acuden personas de partes lejanas de Noruega y a veces de otros países. ¡Siempre lo pasamos de maravilla cuando nos reunimos a escuchar las cintas, ya seamos muchos o pocos! Mi familia tiene que viajar como 45 minutos en carro. En algunas ocasiones organizamos reuniones en casas; en otras, alquilamos un salón.

Procuré no extenderme con esta carta explicando cada detalle de mi vida diaria, pero quería mostrarles que es muy fácil olvidarse de Dios cuando llevamos una vida ajetreada. Sin embargo, siempre podemos dedicarle tiempo orando, escuchando, leyendo o con cualquier actividad que permita pasar tiempo con el Señor. Puede que el diablo quiera que olvidemos a Dios, pero esa Voz apacible y delicada en nuestro interior me dice lo contrario.

Me lleno de ánimo al leer todos los testimonios del sitio web y escuchar la Palabra. ¡Sé que siempre puedo dedicarle tiempo al Señor! Aun cuando todo parece salir mal, puedo encontrar consuelo en la Palabra y estar segura de que Dios tiene un plan. ¡No puedo explicar la felicidad que me produce escribir eso!

¡Soy joven y constantemente cometo errores, pero el Mensaje me endereza! Todos tenemos vidas distintas, pero, sin importar cómo vivamos, tenemos algo en común: somos Cristianos y habitantes de este mundo. Hay muchos Cristianos alrededor del mundo y, gracias al Hermano Joseph y todos los de VGR, podemos confraternizar en torno a su Palabra. ¡Me alegra mucho pensar en eso! A pesar de que a veces me siento sola, sé que no lo estoy.

Espero que esto le llegue a alguien y ¡que le infunda ánimo al recordar que no está solo y que Dios tiene un propósito para todos nosotros!

¡DIOS LOS BENDIGA!

La Hermana Sarah Pedersen

Noruega