14/01/2020
¿Sabían? El Redil

1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.
2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

¿Alguna vez se han preguntado qué es un redil? Es un corral sencillo con una puerta, donde entra y sale el rebaño. En los países orientales, las paredes normalmente estaban construidas con piedras apiladas, lo suficientemente altas para evitar que algún ladrón entrara y robara una de las ovejas. En las zonas con depredadores, colocaban arbustos espinosos sobre los muros para mantener alejados a los leones o lobos.

La puerta es una pequeña entrada, que el pastor podía bloquear fácilmente. Al atardecer, el pastor entraba a sus ovejas en el redil, las contaba para asegurarse de que estuvieran completas y se acostaba en la puerta, donde dormía toda la noche.

En cuanto entraban, las ovejas se acurrucaban todas juntas durante la noche para mantenerse calientes y a salvo. Los ladrones no podían entrar, robar una oveja y pasar por la pared sin despertar al pastor. Igual con un animal salvaje. Estos no se atrevían a acercarse a la puerta porque sabían que allí descansaba el pastor.

Prácticamente, había una vía para entrar y una vía para salir, y el pastor siempre estaba ahí.

Y él trae a todas las ovejas y las mete allí, luego va y se acuesta frente a la puerta. Y las ovejas, o el lobo no puede entrar ni las ovejas salir sin pasar por donde está el pastor. Pensé: “¿No es eso maravilloso?”. Fíjense, Él es la Puerta del redil. ¿Ven? Nada puede llegar hasta las ovejas sin que el pastor lo permita. Y si tenemos al Pastor en la puerta, cuán seguros y—y contentos deberíamos estar. Satanás no lo puede tocar a Ud. a menos que el Pastor se lo permita. Y sea lo que sea es para bien.

Lo Sobrenatural (56-0129)

¡Somos las ovejas más felices del mundo porque nuestro Pastor es nada más que el Señor Jesucristo! Y, nosotros, las ovejas, ¡conocemos Su Voz!