19/02/2018
Emprendiendo la distribución, parte uno

El Hermano Francisco Viramontes, administrador de la oficina de VGR de Monterrey, México, se embarcó en un viaje de distribución hacia el norte del país con el fin de repartir el nuevo material del Mensaje en los estados de Chihuahua, Coahuila, Sonora y la ciudad de Vicam.

Al concluir el viaje, el equipo recorrió más de 20 000 km, abarcando toda la parte norte de México, desde Tijuana (Baja California) hasta Matamoros (Tamaulipas) y las zonas montañosas ubicadas a más de 2700 metros sobre el nivel del mar.

Distribuyeron unos 6033 libros del Mensaje y visitaron alrededor de 200 lugares, que incluían iglesias con más de 300 miembros o hasta grupitos de dos o tres. En palabras del Hermano Francisco: “No se ha aligerado la carga que Dios ha colocado en mis hombros de llevarles el Mensaje a todos ellos. Llevo casi seis meses viajando y distribuyendo Vida Eterna a los hermanos del norte de México”.

A continuación leerán la primera de las tres partes que componen el informe, las cuales publicaremos esta semana:

Informe del viaje misionero a Coahuila, Chihuahua y Sonora

Viernes, 1 de diciembre

Dios los bendiga a todos:

El Hermano Ricardo Guerra y su esposa, la Hermana Raquel, me acompañaron durante este viaje.

Partimos de Monterrey con destino a la Sierra de Carranza, ubicada en el norte de Coahuila. Nuestra primera parada fue en Muzquiz. Luego de 360 km, abastecimos el tanque de diésel y visitamos a una señora llamada Martha Rivera, hermana del Hermano Jaime Rivera. Hicimos nuestro mejor esfuerzo para animarlos a su familia y a ella a venir al Señor mientras queda tiempo para hacerlo.

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Luego condujimos por otros 130 km en carretera pavimentada hasta El Melón (un rancho de solo una casa), donde nos desviamos de la carreta y continuamos en trocha, cubriendo 70 km durante casi tres horas, hasta llegar a la casa del Hermano Jaime Rivera a las 7:00 p. m.

Él nos recibió cálidamente con su familia, nos invitó a cenar y nos proporcionó un espacio donde pasar la noche. La casa del Hermano Jaime solo cuenta con dos habitaciones: el dormitorio y una cocina-comedor. Por consiguiente, el Hermano Ricardo y su esposa se hospedaron en la casa con la familia del Hermano Jaime y sus suegros, y yo, como venía equipado con mantas y todo lo necesario para dormir cómodamente, pasé la noche en la zona de carga del vehículo.

Sábado, 2 de diciembre

Ese día hablamos con el Hermano Jaime y su familia sobre el Mensaje. Sus hijas estaban muy contentas con las revistas de Cub Corner y conocían al detalle cada revista que habían recibido hasta el momento.

Le presenté al Hermano Jaime la Tableta Agapao, lo que nos proveyó el Señor para facilitarnos difundir el Mensaje por todo el mundo, llevando la Voz a la Simiente Espiritual de Abraham en su propio idioma, en cuanto salgan nuevas traducciones disponibles. Se entusiasmó mucho con lo que estaba a punto de recibir. ¡Qué privilegio! Recibieron una de las primeras entregas de la Tableta Agapao en el mundo.

También les mostré la Tableta Agapao (versión Hero), de manera que pudieran utilizar ambas versiones. Mientras hablábamos, sus hijas exploraron mi tableta Hero. Hallaron las revistas de Cub Corner y las leyeron todas; luego, miraron los videos del Hermano Branham. Los suegros del Hermano Jaime no se interesan mucho por el Mensaje, pero, siendo un video, la suegra pareció interesada por saber de qué trataba y se acercó a las niñas. Luego, colocamos la tableta en el comedor y todos miramos al profeta de Dios obrando.

Después del video, les testificamos de las maravillas que Dios sigue obrando entre muchos de los oyentes de las cintas. Así como en el video, Dios sigue obrando hoy, sanando a los enfermos, liberando a los cautivos, llamando a Sus hijos a Su Palabra y sanando sus almas.

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Domingo, 3 de diciembre

En la mañana, buscamos al Hermano Rigo, cuñado del Hermano Jaime, en el pueblo Carranza. Fue la segunda vez que visitamos Carranza y, al igual que la primera, no lo encontramos. Estaba ausente de su casa del pueblo. De allí nos trasladamos a la entrada de su finca, ubicada en las laderas, pero las puertas estaban bajo llave. A continuación, nos dirigimos a Aguachile, donde continuamos testificándole a la familia del Hermano Jaime.

A eso de las 2:00 p. m., nos despedimos del Hermano Jaime, para viajar a Camargo, por el este de Coahuila. Nuevamente, un tramo del trayecto estuvo pavimentado y luego nos desviamos, recorriendo 150 km en una vía abrupta. Llegamos a Hércules, donde abastecimos el tanque de diésel. Allí mejoró la carretera y alrededor de las 10:00 p. m arribamos a la casa del Hermano Carlos Rivera, donde pasamos la noche.

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Lunes, 4 de diciembre

Durante nuestra estadía, el sobrino del Hermano Carlos, Ammi, de veinte años, vino de visita. Él malgastó su vida, se metió con malas compañías y encaró consecuencias por su modo de pensar y vivir. Había oído bastante del Mensaje y la Biblia, pues de niño su abuelo siempre le hablaba. Confraternizamos con ellos, animándolos a perseverar con la Palabra de Dios. El Hermano Carlos mencionó un hermano denominacional a quien le compartió el Mensaje y nos pidió que habláramos con él. El mejor pretexto era invitarlo a cazar venados, ya que les encanta cazar. Esa noche trazaron los planes, así que fuimos a la zona desértica al este de la ciudad de Camargo. En el vehículo, platiqué con Lo-Ammi sobre la Palabra de Dios. Él conoce muy bien la letra; tiene mucho conocimiento al respecto, pero sin la Palabra viviente, y lo sabe. Conversamos por unas dos horas, enfrentando la realidad de que llegaremos al final de nuestros días; algún día será la última vez que podamos rechazar la misericordia de Dios y luego ya no queda oportunidad. Rechazar la gracia es encarar juicio.

No habiendo encontrado venados, regresamos a la casa del Hermano Carlos, aún hablando de la Palabra de Dios. De repente, Lo-Ammi me preguntó qué debía hacer para recibir a Dios en su corazón. Le respondí lo que dijo Pedro: arrepentirse, bautizarse en el Nombre del Señor Jesucristo y seguir alimentando el alma de la Palabra, la Palabra revelada de este día, el Mensaje.

En la casa del Hermano Carlos, seguimos abordando la Palabra. Con una Biblia a disposición, habiéndole mostrado que lo que acababa de oír correspondía con la Biblia de Dios, lo que faltaba era hallar un lugar donde bautizar al Hermano Lo-Ammi.

Martes, 5 de diciembre

En la mañana, nos alistamos para proseguir con el viaje. El siguiente destino era la Mesa Colorada, ubicada en una montaña entre Sonora y Chihuahua. Lo-Ammi aún estaba dormido, así que consideramos que si Dios lo estaba llamando, lo sacaría de la cama.

Terminamos de cargar el vehículo y, cuando nos disponíamos a despedirnos, Lo-Ammi llegó y nos pidió que lo lleváramos al río, para entregar su vida al Señor Jesús.

Por lo tanto, nos encaminamos (el Hermano Ricardo, el Hermano Lo-Ammi y yo) a un río cercano a la casa del Hermano Carlos. Hacía frío, con una temperatura de 7 ºC, pero Lo-Ammi no desistió de su decisión. Entré con él a las aguas y lo bauticé en el Nombre del Señor Jesucristo. Regresamos a la casa del Hermano Carlos y nos cambiamos. Le entregué unos mensajes al Hermano Lo-Ammi (me gustaba llamarlo Ammi), lo invité a leerlos en cierto orden y, justo antes de marcharnos, también le di una tarjeta microSD. El Hermano Lo-Ammi comenzó a leer el sermón La lucha (62-1231). Puedo testificar que mostró un cambio, estando más consciente de su vida y más interesado en enmendar las cosas.

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Después del bautismo, nos despedimos de la familia del Hermano Carlos.

Rumbo a la ciudad de Chihuahua, dejamos a la Hermana Raquel, quien iba a visitar un pariente en Nuevo Casas Grandes. Posteriormente, el Hermano Ricardo y yo nos trasladamos a Yécora, Sonora, donde pasamos la noche.

Con entusiasmo esperamos publicar la segunda parte del informe de este viaje misionero, acerca de encontrar respuestas en español con la herramienta de búsqueda de la Tableta Agapao; del misterioso y reservado pueblo yaqui y un testimonio de que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos, y aún sana.