15/12/2016
La simplicidad

Si yo tuviera necesidad de eso, yo creo que si le preguntara, El me diría. Pero vean, primero sus motivos y objetivos tienen que ser correctos. Ud. tiene que tener razones para esto. Dios no le da estas cosas sólo porque Ud. se las pide. Y uno no puede pedir en fe a menos que haya un objetivo real para eso, de estar en la voluntad de Dios. Vea Ud., si Ud. quiere estar sano, ¿para qué quiere estar sano? ¿Ven? Si Ud. quiere ser sanado, ¿cuál es la razón que Ud. quiere ser sanado? ¿Qué le está diciendo Ud. a Dios? ¿Qué quiere Ud. hacer con su vida cuando sea sanado? ¿Ven? Tiene que haber...uno tiene que tener un motivo y objetivo, y esos dos tienen que estar correctos de acuerdo a la voluntad de Dios. Y entonces es cuando la fe le es revelada a Ud., y Dios por Su soberana gracia coloca allí la fe, y entonces allí termina el asunto.

Yo había escuchado mas ahora veo (65-1127E)

Ya sea relevante o insignificante, TODO lo bueno proviene de Dios. Recibimos este testimonio de parte de una hermana de Australia que tenía una necesidad relativamente simple, pero sabemos que Dios también responde lo insignificante.  

Quiero compartir un breve testimonio de anoche. Iba a hablar por Skype con mi hermana que vive en Canadá antes de acostarme. Bueno, inmediatamente después de comenzar la videollamada, mi computador portátil se apagó debido a que la batería estaba baja y no conecté el cargador. Esto ocurre con mucha frecuencia cuando olvido conectarlo. Pero, como siempre, simplemente enchufé el cargador.

Así que puse a cargar la batería y lo encendí, pero esta vez no mostró la pantalla de inicio de sesión, sino una imagen verde con unas letras en la parte inferior derecha sin la caja de texto donde digitar la contraseña para ingresar. Por tanto, lo reinicié y apareció la misma imagen en blanco. Intenté varias veces, pero ocurrió lo mismo.

Caí en cuenta de que no me haría falta esa noche, pues en su lugar podía valerme de mi celular para reproducir sermones durante toda la noche, lo cual suelo hacer. Pero luego pensé: “¿Y si esto se repite mañana, domingo? Es cuando de verdad necesito el portátil, para informarme de los sermones del Tabernáculo Branham de ese día y escucharlos ahí. No puedo dejar que eso ocurra”. Dije: “Señor, he utilizado este portátil únicamente para bendición, como oír sermones, visitar branham.org y branhamtabernacle.org, y obligaciones cotidianas, como enviar el informe de mi horario laboral”. Estoy agradecida con el Señor por esta herramienta que me ha beneficiado mucho al permitirme escuchar el Mensaje a diario.

Recuerdo que hasta oré por el portátil con un paño de oración, para dedicarlo al Señor apenas lo compré.  Por tanto, le declaré al diablo que no tenía derecho sobre mi portátil y que mi Señor es un pronto auxilio en las necesidades. Le puse las manos y agradecí al Señor porque todo se solucionaría.

Gloria a Dios; cuando intenté de nuevo, apareció la pantalla de inicio de sesión, escribí la contraseña e ingresé a la cuenta de usuario. ¡Gloria a Dios!

Australia