18/12/2018
Terremoto de Alaska

11 ¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido?

Salmos 90:11

El siguiente es un testimonio de una familia de creyentes que experimentó el último terremoto de Alaska.

Como seguramente oyeron, el viernes, 30 de noviembre, un terremoto de magnitud 7 golpeó a Anchorage, Alaska.

Nuestro hogar se encuentra en Eagle River, a unos 16 kilómetros del epicentro. Mi esposa, Michelle, y yo nacimos y crecimos en Alaska y hemos vivido numerosos terremotos. Me encontraba aquí cuando ocurrió el terremoto del Viernes Santo de 1964 —el cual menciona el Hermano Branham en las Cintas—, pero era muy joven para recordarlo.

Este último terremoto ha sido el más fuerte que recordamos mi esposa y yo en cuanto a intensidad y duración. Hemos sentido varias réplicas desde entonces y ni siquiera ha pasado una semana.

Nuestra casa no sufrió ningún daño, lo cual es una bendición teniendo en cuenta todas las carreteras, las casas y los edificios que resultaron afectados. Sí nos sacudió fuerte, pues los libros, las fotografías y otros objetos cayeron al suelo, hasta algunos se rompieron.

Durante el terremoto, se cortó la electricidad y quedamos en completa oscuridad, puesto que era muy temprano. Cuando conseguí una linterna para evaluar el daño, todos los cuadros que estaban en la pared se habían ladeado o caído al suelo, excepto los del Hermano Branham y la Columna de Fuego y el retrato del Rostro de Cristo de Hoffman. ¡Ambos estaban intactos y perfectamente nivelados!

Mientras inspeccionaba la casa, empezó a amanecer y noté que cientos de pajaritos se habían parado en el arbusto de guisantes que tenemos en el jardín delantero.

Al principio, no le presté mucha atención, pues con mi esposa seguíamos conmocionados. Cuando pasó la primera réplica significativa, de magnitud 5.8, mi esposa comentó: “¡Fíjate en todos los pájaros!”. Literalmente había cientos de pajaritos volando hacía nuestra casa y escondiéndose bajo la cornisa.

En ese momento recordé lo que mencionó el Hermano Branham sobre un terremoto, que los pajaritos y los animales corrieron al centro del campo para alejarse de las paredes.

Pienso que los pajaritos debieron sentirse seguros en nuestra casa, quizás se debió a Su presencia y a los Santos Ángeles. En esta hora es muy importante que la Señal esté aplicada en nuestra vida y nuestro hogar.

¡Que Dios nos ayude a todos!

Shalom,

El Hermano y la Hermana Bates

Alaska