27/12/2018
Solo creed

Si yo vengo a Phoenix en el nombre de un profeta y no hago lo que un profeta hace, entonces no me crean. Pero, si vengo en el Nombre del Señor Jesús, en el nombre de la profecía y como Su siervo, y hago lo que está escrito de Su siervo, entonces créanme. ¿Lo harán?

El Ángel de Dios (47-1102)

Queridos miembros de la Novia de Cristo, me gustaría compartir un testimonio que ocurrió hace unos días concerniente a la sanidad de mi corazón. Nuestra vida está llena de paradojas, eventos y obras de Dios que son inexplicables.

A principios de este año, fui a ver al cardiólogo, quien me dijo que debía practicarme varios exámenes para saber cómo estaba mi corazón, pues hacía unos años había sentido mucho dolor en el pecho. Sufrí de desmayos y me cansaba fácilmente.

Dos meses después, regresé al cardiólogo para hacer estos exámenes y, para mi sorpresa, el médico me entregó los resultados al cabo de un mes: me diagnosticaron insuficiencia de la válvula mitral del corazón. Salí del consultorio muy conmocionado más no derrotado.

Poco después, me encontraba sentado en la iglesia escuchando a nuestro profeta predicar sobre paradojas. Él explicó todo al respecto y cómo ocurren. En esta adoración, nuestro profeta anunció que llevaría a cabo una línea de oración y que todos los que no tenían una tarjeta de oración para subir al altar, se aferraran de su fe en donde se encontraran y levantaran las manos.

Cuando terminó el mensaje de esa noche, llamó la línea de oración. Tenía la certeza en mi corazón de que saldría del servicio con mi corazón totalmente sano.

Cuando nuestro Hermano Branham empezó la línea de oración, deposité mi fe en el profeta que Dios nos envió. Mi corazón se llenó de lágrimas cuando me llamó para orar por mi corazón. El profeta discernió mi problema y luego me llamó por mi nombre. Grité en voz alta: “Gloria a Dios, ¡estoy sano en el Nombre del Señor Jesús!”

Mire, para que Ud. pueda saberlo, vi algo más, un examen; tiene problemas cardíacos también. Levante la mano. Sr. Anderson, ya puede irse a casa, Jesucristo lo sanará. Eso es correcto. Sólo crea, tenga fe. No dude.

Una paradoja (65-0117)

No pude contenerme en ese momento. Sentí que una mano atravesaba mi cuerpo, sacaba ese problema de la vena de mi corazón y se lo llevaba muy lejos.

¡Gloria al Nombre del Señor! Estaré eternamente agradecido por ser parte de este pequeño grupo de la Novia de Cristo y por poder afirmar que nuestro Señor es muy bondadoso con nosotros. Los días de los milagros no han pasado y este Mensaje está más que vivo en nuestros corazones, el cual arde en nuestro interior como un carbón encendido.

Dios los bendiga a todos. Mis hermanos y hermanas, aliméntense de este Mensaje a diario.

El Hermano Anderson Jardim Aurelia Campinas

Brasil