23/01/2017
Un año que recordar

Durante gran parte del 2016, hemos observado una acción asombrosa del Espíritu Santo en el sudeste de África. Si leen las Últimas Noticias o las Buenas Nuevas del sitio web, entonces quizás se hayan dado cuenta de unos servicios de cintas y bautismos en el pequeño país africano de Malaui. Nuestro administrador de oficina, el Hermano Saidi, y un equipo de siete hermanos dedicados vienen llevando la Luz de la hora a aldeas, mercados, establecimientos comerciales y adondequiera que el Señor los guíe, con resultados increíbles. No solo vieron milagros, ¡sino que un total de 994 almas se bautizaron en el 2016! ¿Y cuál fue la atracción? ¡Poner a sonar las cintas! Este es un resumen del año sobresaliente que el Señor les concedió a los hermanos:

En el 2016, las misiones de VGR con cintas abarcaron el país y cruzaron fronteras a fin de bautizar a 994 almas en unos 86 servicios bautismales, esparcidos por aproximadamente 20 050 kilómetros. En el momento en que se escribe esto, la obra sigue en marcha y se espera que la camioneta Ford Ranger recorra más kilómetros para acudir a más almas necesitadas en el 2017.

Aparte de dos viajes en que se rodeó el país de Mozambique, tres cuartos de las reuniones se organizaron en las remotas aldeas de Malaui. En la mayoría de esas zonas, el terreno y el estado de la carretera son todo un obstáculo, pero el deseo ardiente de hallar el resto de la Novia de Cristo superó la adversidad. Puesto que la cosecha es abundante, el equipo del alcance misionero con cintas seguirá visitando ciudad tras ciudad, pueblo tras pueblo y aldea tras aldea de Malaui, con el fin de difundir el Mensaje de la hora, predicado por el profeta de Dios, el Hermano William Branham.

El Hermano William Branham deseaba predicar de nuevo a los africanos, como manifestó cuando viajó a África en 1965. Recordando eso, se avivó el deseo del corazón del Hermano Joseph y de unos contribuyentes leales: brindar una oportunidad a la gente de Malaui de escuchar la Voz de Dios por medio de Su profeta. Equipados con altoparlantes de última generación, el equipo con convicción recorre lugares, colocando las cintas del profeta en cumplimiento del anhelo de Su siervo.

El 2016 se destacó en lo que se refiere a los esfuerzos misioneros. Los resultados de las reuniones misioneras han sido sobresalientes. Han demostrado al mundo que el Mensaje no es una voz cualquiera, sino una que está dotada de Vida, la misma que resonó en el sepulcro de Lázaro y lo resucitó después de cuatro días, la misma que buscó a Adán y Eva en el huerto del Edén.

El Mensaje llegó a Malaui acompañado de una gran explosión: en espacios públicos, escuelas, autobuses y mercados, los evangelistas se turnaban para presentar al profeta a los gentiles; los pioneros no escatimaban esfuerzos en proclamar el Mensaje del tiempo del fin. Sus empeños produjeron los dones en iglesias esparcidas por todo el país. Con el transcurso del tiempo, el avivamiento se enfrió. Fue entonces cuando VGR introdujo las obras misioneras con cintas para resucitar el avivamiento. Las cintas traducidas al chichewa comenzaron a circular, anunciando la Voz del profeta a personas en diferentes etapas de la vida. Estos esfuerzos han acelerado la obra misionera; sus resultados dejan atónitos a los espectadores y sus efectos son incomparables. Muchos creyentes declaran que las labores misioneras con cintas poseen una unción excepcional y sus frutos son indescriptibles.

La retórica no lograría expresar la autoridad de la Voz del profeta que se halla en los CD y las tarjetas microSD. Estas cintas atesoran la Voz ungida de la Vida Eterna, la cual está en busca de la Simiente de Dios. Nuestro objetivo principal consiste en las aldeas aisladas de la civilización, donde la gente no puede permitirse un reproductor de cintas. Esto les depara una oportunidad de escuchar la Voz vindicada de Dios para estos últimos días.

Nuestro equipo de siete hermanos dedicados, con la inspiración del Hermano Joseph, está dotado con el anhelo de que la Voz del profeta se escuche por todo Malaui y más allá de las fronteras.

Cuando arribamos a un lugar, los muchachos se apresuran a instalar el equipo y el escenario despierta el interés de muchos. La fascinación aumenta hasta que alguien en la multitud pierde la paciencia y empieza a preguntar: “¿Qué quieren hacer? ¿Qué nos trajeron?”, a lo que simplemente respondemos: “Tengan paciencia; verán algo que jamás han visto”.

Después que se escuchan unas cuantas canciones de adoración, normalmente la atmósfera se acondiciona para la cinta. Siempre es un privilegio invitar al Hermano Branham a predicar de nuevo a los africanos por medio de un intérprete. Cuando la cinta cuenta con su redacción respectiva, nos aseguramos de que la gente siga la cinta con los libros en chichewa. Y también nos ha alentado ver creyentes en nuestras reuniones que siguen la cinta en sus celulares utilizando las tarjetas microSD que VGR distribuyó recientemente.

El alcance misionero con cintas no ha estado exento de obstáculos y retos; visitamos una zona donde las iglesias ya instituidas han adoptado una doctrina extraña que niega el ideal de la cinta y se oponen a regirse por lo que dicen las cintas. Tristemente estas iglesias no colaboran con nosotros en promover el ministerio de William Branham. En la mayoría de esos lugares las iglesias antiguas han perdido miembros porque la gente quiere asociarse con el profeta verdadero e identificado por Dios de esta edad. Siempre hemos considerado un honor llevar la Voz de Dios a esas partes, declarando al mundo que aún tenemos una Voz viviente, la cual sigue en busca de la última alma que ha de entrar al redil.

El equipo ha abarcado varios destinos, incluidos mercados, centros de comercio, zonas rurales y aldeas: Nkando (uno de los mercados en que recibimos una asistencia cuantiosa), Madisi (distrito de Dowa), centro de comercio de Zalewa, plantaciones de té de Thyolo, retén policial de Liwonde, aldea de Mwenye, aldea de Sawali, centro de comercio de Mapelera, aldea de Chiwaya, centro de comercio de Luchenza, Mjoho, Ntaja, centro de comercio de Lunzu, centro de comercio de Namadzi, centro de comercio de Fatima, mercado de Makoka, aldea de Ngongomwa, mercado de Mangámba, aldea de Nafisi, entre muchos otros. Todo esto implica muchos kilómetros que cubrir a costa de miles de litros de gasolina. Hemos regresado a los anteriores destinos más de una vez, para llevar a cabo reuniones de alcance misionero con cintas en por lo menos dos de los lugares por área.

En Mangámba se nos presentó una situación extraordinaria. Un borracho alcanzó a escuchar la cinta a distancia y se acercó. Tambaleándose logró llegar. Armó algo de conmoción, pero lo toleramos. Cuando se hizo el llamamiento al altar, se rindió para bautizarse. Se dirigió al agua tambaleándose en su embriaguez, pero emergió sobrio. Fue impresionante. Nadie lo entendió y ahora es un miembro sólido de la iglesia.

En el retén policial de Liwonde, un hombre sumamente ebrio vino a perturbar la reunión. En medio de su escándalo, los muchachos lo apartaron. Concluida la reunión, el borracho se bautizó en el Nombre del Señor Jesucristo. Ahora es un hermano estable de la iglesia y su esposa, quien era musulmana, ha recibido el Mensaje con los brazos abiertos. Ella considera un milagro ver a su esposo reformado. Estos son unos de los acontecimientos que atestiguan el poder del Ministerio de las Cintas.

Agradecemos al Hermano Joseph y el pequeño grupo de hermanos dedicados por financiar la obra, sin lo cual no hubiéramos logrado visitar todos esos parajes y efectuar bautismos de la forma Bíblica verdadera.

Equipo misionero de Malaui

Aunque la mayoría de nosotros no estuvo presente durante el recorrido para bautizar a la gente u orar por un pecador arrepentido en una de las aldeas, cada uno de nosotros alberga un lazo eterno con esas almas. En la obra del señor no hay unos grandes y otros pequeños, y cuando el Cuerpo de Cristo está unificado donde Dios los ha colocado, las posibilidades son infinitas. En un solo año, casi mil personas se bautizaron como resultado de simples servicios de cinta en ese país diminuto. ¿Qué más tiene reservado el Señor?

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