03/02/2016
No tengo plata ni oro

Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

Hechos 3:6

Hay millones de personas en el mundo que se encuentran en la misma situación del hombre que estaba junto a la puerta llamada La Hermosa. Cada uno extiende la mano con la esperanza de recibir un poco de dinero que los ayude a sobrevivir un día más. Pero, al igual que Pedro y Juan, tenemos algo mucho más valioso que todas las riquezas del mundo. Las bendiciones que le podemos dar a la gente no solo les proveerá la próxima comida, ¡sino que los alimentará hasta la Venida de nuestro Señor Jesús!

Nuestra oficina de Durban nos envió el siguiente testimonio, que trata sobre un hombre desesperado que guardaba la esperanza de encontrar a alguien generoso que le diera un poco de dinero. Él no tenía ni la menor idea de que recibiría algo mucho más valioso que toda la plata y el oro del mundo.

Esta mañana el Hermano Geremy Chengiah (el de la siguiente fotografía) entró a nuestra oficina luego de ver el letrero que está afuera.

Él llegó empujado por la desesperación y suplicando que lo ayudaran, pues había caído en la indigencia y la ruina. Le pedí la información de contacto de algún familiar y me dio el número telefónico de su mamá. La llamé para verificar algunos aspectos de su historia y ella aportó información adicional concerniente a su pasado problemático.

Entonces seguí conversando con él y le dije que no se equivocó al venir a nuestra oficina a pedir ayuda. Quizás no podíamos brindarle la ayuda que él esperaba, pero definitivamente teníamos Algo que lo beneficiaría.

Luego de una larga conversación, él comenzó a sincerarse conmigo. Me contó que empezó a robar, mentir y demás para satisfacer la necesidad de consumir diferentes drogas, incluida la cocaína, la heroína y los fármacos.

En el 2010, tomó una sobredosis de una mezcla mortal de heroína y fármacos y, antes de entrar esta mañana a la oficina, planeaba hacerlo de nuevo. Muchos de sus amigos han muerto a causa de este brebaje, por lo que solo se puede considerar un milagro que hoy él siga con vida.

Seguí hablándole sobre la Palabra de Dios y la gracia que solo se puede hallar en Cristo Jesús. Él estaba notablemente conmovido y las lágrimas brotaban de sus ojos mientras conversábamos sobre su vida.

No teníamos plata ni oro para darle a este desconocido sediento, pero lo que teníamos se lo entregamos generosamente. Él oró y le pidió a Dios que lo perdonara por todos los errores de su pasado y de ahí en adelante también oré con él.

El día de hoy, él aceptó “el camino provisto por Dios para este día” y lo bautizamos en el Nombre del Señor Jesucristo. También le dimos “el Alimento Espiritual en su debido tiempo” en la forma de algunos folletos. Le contamos que hace más de cincuenta años Dios envió un profeta a esta ciudad, quien obró grandes maravillas en el hipódromo Greyville.

Y hoy, por Su gracia, otro milagro ocurrió en la vida de un desconocido que deambulaba por las calles de Durban. La influencia de este Mensaje y el efecto de esta Voz siguen alcanzando a las almas de los lugares más remotos de la tierra.

Confío en que este testimonio sea de bendición para ustedes.

Dios los bendiga,

Oficina de Durban de VGR

Ud. es un mensajero, en esta mañana. Ud. es… Ud. es un mensajero de las buenas nuevas o un mensajero de malas noticias. ¡Oh, no es hermoso saber que nosotros somos los embajadores!; ¡que somos ángeles, los mensajeros de la resurrección! Y nosotros somos los mensajeros de Dios para el mundo pecaminoso, de que Cristo vive. Él vive en nuestros corazones; Él vive en nuestros espíritus. Y Él nos trae de la vida baja pervertida de pecado y nos exalta, y nos da un “aleluya”, en nuestra alma, y nos hace criaturas nuevas. Nosotros somos mensajeros, ángeles del Pacto. ¡Qué maravilloso!

Hebreos, Capítulo Dos 1, 57-0825M