El mundo, desde luego, siempre ha estado en pecado; lo único que conoce es pecado y solo espera ver quién será el próximo presidente o que aparezca una nueva estrella de cine o algún nuevo programa de televisión, o algo. Pero nosotros esperamos la venida del Señor. Sí, señor. Los que esperan en Él, tendrán nuevas fuerzas, mientras esperamos. Es una promesa que Dios nos ha dado y estamos deseosos de eso: que se renueve nuestra fuerza de día en día a medida que Dios nos provee.

Cuando parece que todo ha resultado mal, Dios lo está poniendo a prueba. Él le tiene confianza. Él no tiene que andar mimándolo. Ud. no es una planta de invernadero, un híbrido. Ud. es un verdadero Cristiano. Dios lo está poniendo a prueba a ver cómo reaccionará Ud. Amén. Con razón Pedro dijo: “Este fuego de prueba, pues, considérenlo un gozo. Le—le es más precioso a Ud. que el oro”.

Ahora, mis hermanas, perdónenme al decir esto, porque... Pero Uds. le escuchan a su médico; y si nosotros aquí no tenemos mentes limpias, entonces no somos Cristianos.

Y cuando el pueblo de Dios empieza a reunirse, allí está la unidad, allí está el poder. ¿Ve? Y cuando el pueblo de Dios se una completamente, yo creo que entonces la resurrección acontecerá. Va a haber un tiempo de rapto cuando el Espíritu Santo empiece a reunirlo. Será una minoría, por supuesto, pero habrá una gran reunión.

Vean, Dios no podía forzarnos por un tubo pequeño, sacarnos del otro extremo, y luego decir: “Bendito es el que venciere”. Uno allí no tendría nada qué vencer, Él simplemente lo empujó. Pero más bien, Ud. mismo tiene que tomar sus decisiones; yo mismo tengo que tomar mis decisiones. Al hacer eso le mostramos nuestra fe y respeto a Dios.

Y ¿cómo puede un hombre decir que la Novia de Cristo entra a la Tribulación? Yo no entiendo eso. ¿Ven? Ella más bien es tomada para no sufrir la Tribulación. Si—si la Iglesia ha sido juzgada, y ellos mismos se han juzgado, y han aceptado la Sangre, ¿cómo puede Dios juzgar a un hombre que es perfectamente y totalmente sin pecado? Ud. dice: “No hay tal persona”. Todo verdadero creyente nacido de nuevo es perfectamente y absolutamente sin pecado ante Dios. Él no está confiando en sus obras; pero en la Sangre de Jesús donde ha sido depositada su confesión.

Y así también es con un Cristiano verdadero. ¿Sabían Uds. que a un Cristiano verdadero no se le inculpa de ningún pecado? David dijo: “Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado”. Cuando Ud. está lavado en la Sangre del Cordero, no por algo manufacturado, sino realmente por—por la Sangre del Cordero, Dios no lo acusa a Ud. de ninguna cosa que haya hecho, porque Ud. está bajo la Sangre y Él no ve eso. Hay una Sangre de sacrificio; la única manera en que Él puede verlo a Ud. es de la manera en que Él lo vio antes de la fundación del mundo, cuando Él puso su nombre en el Libro de la Vida del Cordero. Eso es todo lo que Él puede ver, porque Ud. está redimido de toda cosa que se haya hecho, Ud. está lavado en la Sangre del Cordero. Por lo tanto no hay hiel en Ud., no hay hábito inmundo en Ud., por cuanto la Sangre del Cordero ha hecho esto; y Dios no puede inculparlo a Ud. de pecado, al tener Ud. ahí una ofrenda por el pecado esperándolo. “Bueno”, dice Ud., “entonces eso me da bastante oportunidad, Hermano Branham, yo puedo hacer lo que yo quiera”. Yo siempre lo hago; siempre. Pero cuando un hombre puede ver realmente lo que Jesús ha hecho por él, y se da la vuelta y hace algo contrario a Él, entonces muestra que él nunca recibió a Cristo.

Ud. no puede hacer nada por Jesús sin que Él lo sepa. Debe recordarlo; Él está enterado de cada detallito que Ud. hace y le dará todo el crédito de lo que se le ha asignado hacer. Por más insignificante que sea, hágalo de todas formas.

Y cada uno de Uds., por confesión y fe, es un súbdito a todos los poderes que hay, tanto en el Cielo como en la Tierra, a que vengan sobre Uds.

Y cualquier hombre se refleja en su trabajo. Si es un buen carpintero, hace buenos trabajos, en lo que construye. Y si es un buen mecánico, él trabaja bien. Su trabajo sencillamente lo refleja a Ud. cosas como las flores y los árboles.

Una vez que esté bajo la Sangre, Ud. está a salvo. Ante el ángel de la muerte empuñando su espada, arrasando la tierra, Ud. no tenía que preocuparse. Y atemorizarse era un insulto a Jehová. Si un hombre que ya está bajo la Sangre, teme que Dios no cumplirá Su Palabra, es un insulto a Él.

Pero Jesús dijo aquí, para hacer de Malaquías 4 y estas otras Escrituras una realidad para Uds., vean, que “en los últimos días, justo antes de la Venida, la escena del mundo será como la de Sodoma y el Hijo del Hombre se manifestará como el Hijo del Hombre como lo hizo en los días de Sodoma”. Fiscal ciego, ¿no puedes verlo? Sus Palabras son verdaderas. No son cicatrices de clavos ni marcas ni espinas. Es el Hijo de Dios personificado en Su Iglesia, como hijo de hombre. Tiene que cumplir Malaquías 4 y el resto de las Escrituras. Le llamo la atención a la corte: ¡miren eso detalladamente: hijo de hombre!

No menosprecie donde Dios lo tiene, sino que cumpla su propósito. Se acerca un gran día de victoria, uno de estos días, en el que concluya la batalla.