11/03/2016
¡Extra, extra! ¡Estoy sana!

Independientemente de las dificultades que nos lleguen a aquejar, hay algo en la Biblia o el Mensaje del Hermano Branham que nos anima a seguir luchando. No existe ningún problema que Él ya no haya solucionado.

Esta joven soldado aplicó una historia muy conocida en su vida. Como se darán cuenta mientras leen, su fe trajo los mismo resultados que la del Hermano John Rhyn cuando estaba en el asiento de la peluquería.

Tengo nueve años. Después del servicio dominical, empecé a toser mientras mi papá aspiraba. Creí que se pasaría; pero, en cambio, no dejó de empeorar.

Cuando llegó la hora de orar, le pedí a mi papá que me recordara en la oración familiar. Aún me sentía enferma cuando me acosté. Al despertar, ¡la tos había empeorado tanto que no podía estornudar!

Después desayuné y me fui a descansar. Mientras estaba acostada, algo me dijo que leyera Salmos 18:6, que dice: 

6 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

Luego de leer esa escritura, me acordé del Hermano John Rhyn y empecé a gritar: “¡Extra, extra! ¡Estoy sana!”. No dejé de repetirlo. De repente, sentí que el dolor se desvaneció; estaba sana. ¡Gloria a Dios! ¡El mismo Dios que sanó al Hermano John Rhyn aún puede hacer lo mismo!

                                                              

La Hermana Sarah

Inglaterra, Reino Unido