15/03/2019
Fortaleciendo mi fe

Un dolor de espalda de décadas concluyó en un instante. ¿Qué sucedió? ¿Cómo ha influenciado su vida espiritual? Este es su testimonio.

He sufrido de problemas de espalda desde los 14 años. Durante los últimos 50 años ha empeorado gradualmente.

Hace dos semanas, padecía de un dolor de espalda tan intenso que no podía caminar, sentarme o estar de pie. Tuve que ir a la sala de urgencias en una ambulancia. Casi dos semanas después, me empezaron a doler el hombro izquierdo y el cuello. El domingo, 3 de febrero, empeoró el dolor del hombro y el cuello. Me sentía muy indispuesta. El diablo intentaba convencerme de quedarme en casa en lugar de ir a la iglesia; sin embargo, estaba decidida a ir de todos modos.

En el servicio de cantos de la mañana, antes de escuchar La edad de la Iglesia de Pérgamo, estábamos cantando Hermoso Nombre. Reemplazamos “Hermoso Nombre” por “Nombre sanador”. Mientras cantábamos, yo estaba de pie, con los ojos cerrados y la mano derecha alzada. No podía levantar la mano izquierda porque me dolía demasiado el hombro.

De repente, sentí un hormigueo circular (como electricidad) que bajaba por mis dos piernas simultáneamente, desde la mitad de la pantorrilla hasta los tobillos. Seguía con los ojos cerrados y pensé: “¡Nunca he sentido algo así!”.

Entonces moví el hombro izquierdo y ya no sentía dolor. También dejé de sentir dolor en el cuello. En mi corazón sé que el hormigueo era el Espíritu Santo sanándome. De hecho, ¡todo mi cuerpo se fortaleció!

Cuando terminó la canción, quise glorificar a Dios por sanarme, así que levanté la mano y les conté a mis hermanos creyentes lo que acababa de experimentar.

Durante todos los 23 años que he creído este Mensaje, nunca había experimentado algo así. Mi fe se elevó a un nivel diferente. Ha transformado por completo mi vida espiritual. Siempre he creído que el poder de sanidad de Dios es real, pero esa mañana se volvió “realidad” para mí.

Verdaderamente Dios es el Sanador Todopoderoso. Todos debemos tener suficiente fe para creer.

¡Gloria a Dios por mi sanidad!

La Hermana Cynthia

Si Ud. es un creyente genuino y cree que está en la Presencia de Cristo y quiere aceptar su sanidad, no me importa cuán lisiado esté o cuál sea su dolencia, póngase de pie, creyendo con fe, y Jesucristo lo sanará. Párese. No importa qué le suceda, párese de todas formas si lo cree. Amén. Toda la audiencia está de pie. Aquí esta Él, el gran Espíritu Santo está obrando en Uds. Le amo, Le amo porque Él me amó a mí primero. Alcemos las manos y alabémoslo ahora.

Yo Le amo, yo Le amo

Porque Él a mí me amó…

¿Lo aman? Levanten sus manos y glorifíquenlo y díganle que lo aman.

Queremos ver a Jesús (62-0727)