Queridos hermanos, quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecerles a cada uno por ser parte de este Mensaje junto conmigo. Verdaderamente somos bendecidos al tenernos los unos a los otros, al Hermano Branham, al Hermano Joseph y a todos los que están comprometidos con la Palabra.
Este año, el Señor me ha bendecido con la maravillosa oportunidad de crecer y aprender a lidiar con mis problemas. Me gustaría compartirles mi testimonio y espero que le infunda ánimo a cualquiera que se identifique conmigo.
Este año, me metí en problemas con algunos amigos que no eran muy buenas influencias. Hacíamos cosas ilegales y casi nos arrestan. Cuando comprendí que podía ir a la cárcel, decidí entregar mi vida al Señor y dejar a mis “amigos”. Eso no fue fácil hacerlo.
Me sentía deprimida y vacía por dentro, y también temerosa. No quería cambiar y abandonar mi antigua vida. Una parte de mí quería seguir arriesgándolo todo para servir a Satanás. Pero Algo en mi interior seguía llamando y clamando. Oí una voz. LA Voz. ¡Escuché LA Voz! En ese momento, decidí, en mi pequeño apartamento en Indianápolis, entregar mi vida al Señor.
Un viejo amigo me había hablado de VGR, pero en ese entonces yo no era una persona religiosa, así que lo ignoré por completo. Desde ese día hasta hoy, he dejado crecer mi cabello, me he unido a un grupo de alcohólicos anónimos y estoy escuchando esas dulces y maravillosas cintas cada minuto que puedo. También he ayudado a varios amigos cercanos y a familiares a encontrar a Dios. Y todo sucedió al escuchar esa Voz apacible y delicada.
Dios los bendiga.
Una hermana anónima y agradecida.
Indiana, Estados Unidos