Me gustaría compartir un testimonio de lo que me pasó en el día que consagramos al Señor. El jueves, 24 de diciembre, perdí la vista del ojo izquierdo. El 25 de diciembre, con mi familia decidimos dedicarle el día al Señor. Todo el día escuchamos la voz del Hermano Branham, leímos la Biblia y oramos.
Por la tarde, toda la familia decidió reunirse a escuchar una cinta. Oramos juntos a las 6:00 p. m. y luego nos preparamos para escuchar un mensaje. Mi esposo estaba listo para colocar cierto sermón, pero cuando estaba a punto de empezar, sintió que el Señor lo dirigía a escuchar un mensaje titulado Él cuida de ti.
Al final del sermón, el profeta le pidió a una hermana que se pusiera de pie porque sufría de problemas de la vista. Al instante me puse de pie y el profeta empezó a hablar sobre mi vista y orar por mí. En ese mismo momento, sentí algo diferente: estaba recibiendo mi sanidad.
A la mañana siguiente podía ver perfectamente. Jesús subió al Cielo hace dos mil años y hoy en día sigue obrando milagros como en ese entonces, pues Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Por tanto, yo creo que hoy también se puede recibir sanidad por las oraciones de nuestro profeta. Mi profeta oró hace 50 años por esa hermana, pero aún surte efecto en nosotros y así será por siempre.
Dios los bendiga,
La Hermana Miriam Oliveira
Brasil