22/03/2016
Adentrándose a Colombia, parte 2

Alcanzamos al equipo de Colombia a nueve días de su viaje en su última parada, el municipio montañoso de Peque. Esta etapa de la jornada empezó cruzando la cuenca del río Atrato, ubicada en el noroeste de Colombia. A partir de allí, el equipo recorrió el paisaje agreste y cruzó las empinadas carreteras de montaña para encontrarse con el rebaño del pequeño municipio de Peque. Allí le presentaron un informe de la obra a la congregación local y colocaron un sermón subtitulado para que todos escucharan el cumplimento de Apocalipsis 10:7 en este día.

Esta es la conclusión de su viaje misionero de diez días:

Viaje a Peque

El lunes, 8 de febrero, partimos de Acandí y nos dirigimos a Turbo (fue un viaje de dos horas). El viaje por mar fue tranquilo y el viento estuvo a nuestro favor. Aun así llegamos empapados debido a la constante exposición al agua. Visitamos la casa del ministro Nelson Hernández, donde nos bañamos y nos cambiamos de ropa. Luego viajamos al municipio de Peque. Condujimos tres horas por carreteras pavimentadas y luego otras dos y media por carreteras sin pavimentar.

Llegamos a Peque a las 6:30 p. m., donde los hermanos nos esperaban. La misión no se encuentra en el municipio, sino en una vereda llamada El Llano, una zona muy montañosa con precipicios de miles de metros de altura y una carretera muy estrecha, apenas con la amplitud suficiente para un vehículo. Cuando partimos del municipio nos dimos cuenta de que estaban reparando la carretera. Los hermanos nos condujeron a nuestro destino en un autobús llamado “chiva” y llegamos a las 9:00 p. m. Un hermano nos hospedó en su casa.

Esta zona también está controlada por las fuerzas paramilitares. En esa región todos se conocen. Durante toda nuestra estadía solamente vimos tres vehículos; en cuanto al resto, solo se veían caballos, mulas y burros. Allá no hay llanuras, sino solo pendientes y montañas escarpadas. Hay muchos grupos denominacionales, de los cuales varios asistieron a los servicios. A los creyentes del Mensaje los consideran raros. La mayoría de los nuestros son familiares, que construyeron sus hogares alrededor del tabernáculo. Ciertamente la vida no es fácil en esa región.

El servicio fue el martes a las 9:00 a. m. Izamos los banderines y el Hermano Gustavo nos presentó. Cantamos algunos himnos y después los saludamos de parte del Hermano Joseph y los empleados de VGR. Leímos la carta que envió el Hermano Joseph y ellos recibieron sus palabras con gozo. Luego hablamos sobre la Tableta Ágape y el Tiempo a Solas y colocamos el mensaje Estén ciertos de Dios en el programa del subtítulo. La congregación se concentró mucho en el programa y escuchamos sus: “Amenes”. Les encantó mucho el programa del subtítulo.

Ese mismo martes, después de almorzar, viajamos al pueblo en “chiva” y tardamos 45 minutos. Entonces hicimos trasbordo del autobús a los vehículos y a las 3:45 p. m. emprendimos el viaje de regreso de 347 kilómetros a Medellín.

El Hermano Gustavo (el ministro que nos acompañó y sirvió de guía) quiere usar el programa del subtítulo en todas sus misiones y mencionó que lo quiere usar tan pronto como pueda.

El viernes, 12 de febrero, nos comentó que le gustaría que visitáramos su iglesia de Medellín, pues no quiere que su congregación se pierda el avivamiento que produjo nuestra visita en los lugares donde nos acompañó.

Que Dios bendiga a los santos de todo el mundo,

La oficina de VGR de Colombia