07/05/2018
El testimonio de una monja

Hace años publicamos este testimonio en branham.org, pero quisimos sacarlo de los archivos para infundirles ánimo. Nos lo envió una hermana que permaneció diez años en un convento. Empieza a narrar su testimonio luego de que salió de allí en busca de la Verdad.

Queridos creyentes:

Primero que todo, quiero agradecerles por sus oraciones. Me extendería mucho contando toda la historia tras diez años en un convento.

Lo más importante es que, aunque me constaba confiar en algún pastor o iglesia debido a los recuerdos del maltrato, sabía que debía regresar a Dios, pues me había alejado. Me entregué personalmente a una vida de oración, cara a cara con Dios. Me sentía tan vacía. Había sido salva en la iglesia de mi padre a los once años. Esto me ayudó a soportar muchas situaciones más adelante; sin embargo, necesitaba más.

Un día, mientras oraba, le pedí a Dios que me ayudara a entender por qué me sentía tan vacía desde que me liberó del convento. Con una voz apacible y delicada, Él dijo: “No puedo llenar un vaso lleno”. Tenía sentido. Entonces me pregunté cuánto tardaría en sentir el gozo de Su gran Salvación. Aun así, mantuve una relación grata con Él sin ninguna iglesia ni la guía espiritual del hombre.

Con el tiempo, conocí a una preciosa dama con quien pude compartir las Escrituras y que oraba conmigo y por mí. En seguida me di cuenta de que ella también tenía una relación especial con Dios. El Señor conocía mis temores de involucrarme con otros, por lo que me guio suave y tiernamente por medio de esta querida dama. Ella ha sido un miembro fiel de su iglesia por muchos años. Un día, luego de orar y esperar pacientemente, me preguntó si quería escuchar una cinta del Hermano Branham, titulada La Señal. Y desde que escuché ese sermón por primera vez, supe que él verdaderamente era un hombre de Dios. Ahora he encontrado paz y alivio, y con toda razón creo en los mensajes del Hermano Branham y en las oraciones de ustedes, queridos, para saciar pronto este vacío. Mi único deseo es que Él me guíe hacia Su precioso Hijo y ser una testigo a otros.

Dios bendiga la maravillosa obra que están difundiendo por el mundo.

Atentamente,

La Hermana Pat