01/04/2020
Artículos archivados: Finlandia, parte 1

¡Encontramos otro tesoro para la Novia de Cristo! La siguiente es la primera parte de una serie de ocho testimonios sobre la visita del Hermano Branham a Finlandia en 1950. El testimonio fue publicado en una revista pentecostal de 1950 llamada HYVÄ SANOMA (Las Buenas Nuevas). Fue escrito originalmente en finlandés y lo tradujimos al inglés

William Branham en Finlandia

La visita del Hermano Branham y sus asociados ha dejado huellas profundas en la vida Cristiana de Finlandia. Los hechos del Nuevo Testamento se han materializado ante nuestros ojos y, gracias a esto, ahora podemos leer la Biblia bajo una nueva luz. De hecho, es asombroso darse cuenta de que en la Palabra de Dios hay un mensaje tan completo y amplio para la sanidad del cuerpo. Solo la salvación ocupa un lugar más importante en el Nuevo Testamento.

Una de las características principales de las reuniones que el Hermano Branham llevó a cabo en Finlandia, fue la importancia que se le dio a predicar lo que la Biblia enseña con respecto a estos dos asuntos. El Hermano Branham no suele hablar mucho, pero sus asociados predican la Palabra de Dios sobre la sanidad del cuerpo. Esta predicación de la Palabra de Dios es el mejor fundamento para una experiencia de sanidad. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Esta abundancia de la Palabra de Dios en las reuniones causa que todos los Cristianos, independientemente de su denominación, la acepten y confíen en Dios. En las reuniones hemos visto muchos representantes de diferentes denominaciones que afirman que, hoy en día la Palabra de Dios, aún tiene el poder para cambiar a las personas, tanto en su cuerpo como en su alma.

Muchas personas vienen a las reuniones a conocer al “sanador”. Su fe está completamente atada a un hombre, Branham, que puede sanarlos. Pero esta ilusión se desvanece rápidamente. El Hermano Branham ha dicho una y otra vez: “Yo no sano a nadie, ¡Dios es Quien sana!”. Ningún médico puede sanar a las personas. Él puede ayudarlo por medio de la ciencia y acelerar el proceso de curación que la vida puede lograr, gracias a los poderes que el Creador ha dado. Pero si la vida no puede tomar el control de la enfermedad, entonces hasta el médico más hábil es incapaz.

Pero hay Uno, que realmente puede sanar. Él dice de sí mismo: "porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26). Él, que creó al hombre y le dio la vida, también puede sanarlo, aun cuando la cantidad de vida que tiene no puede superar la enfermedad.

Él ha tenido este poder en todas las épocas. Pero no le hemos creído como deberíamos. Por esa razón no hemos utilizado la riqueza de Su poder de sanidad. Muchas personas pueden haber sufrido toda su vida de enfermedades que el Señor habría curado con gusto, si tan solo se hubieran atrevido a creer en Él. Dios le ha dado ese don a William Branham con ese propósito, para que las personas que sufren de diferentes enfermedades puedan recibir suficiente fe en Dios para creer que Él les sanará. Durante estas dos semanas que Branham estuvo en Finlandia, hemos podido ver claramente que la fe en que el Señor es nuestro médico y sanador ha aumentado. Muchos testigos del Señor han empezado a orar por los enfermos con más valor y fuerza.


Es casi imposible ser enemigo de un hombre como William Branham. Irradia un amor sin medida con todas sus acciones. Toda la atmósfera que lo rodea está impregnada de eso. Este amor se evidencia más cuando trata con los enfermos, observa a la multitud y ora. También trata con gran amor a las personas que han fracasado en sus vidas, personas que han tratado de ser Cristianas y, sin embargo, no lo han logrado. Cuando Dios le revela la condición interna de esas personas, habla de esto con tanto amor y quebranto que enternece el corazón. Cuando uno ve a un hombre que resplandece con tal amor, uno queda convencido de que él tiene mucho en común y mucha interacción con Aquél que es el principio y el origen del amor.

El Hermano Branham es una persona justa y de principios. Esto es una gran ventaja para un hombre que tiene este don. No favorece a una persona por encima de otra. Nadie puede decir que él prefiere a alguien. No tiene ningún trato especial con los predicadores y miembros de iglesia, a diferencia de los Cristianos de otras denominaciones o personas que aún no son salvas.


El espíritu de revelación que obra en el Hermano Branham permite que sus reuniones sean un verdadero avivamiento. Aquellos que se encuentran personalmente con él, se dan cuenta de que Dios conoce cada aspecto de su vida y que también se lo puede revelar a Su siervo, lo que Él sabe. “Ud. ha tratado de ser un Cristiano pero no lo es. Tres veces se ha rendido a Dios, pero el mundo siempre lo tienta a regresar…”. Debe ser impactante escuchar algo semejante ante una gran congregación y tener que confirmarlo. Sin embargo, siempre que Dios habla por medio del Espíritu de revelación, se siente un amor maravilloso y conmovedor. Nunca he visto a persona molestarse u ofenderse por lo que se ha experimentado aquí, mas bien se quebrantan, glorifican a Dios y rinden su vida a Él. Esto ha influenciado a un incontable número de pecadores a despertar. Pues en el mismo momento en que Dios revela a los que han estado en la plataforma, Su Espíritu causa que los pecadores se bajen de sus asientos.

Cuando unas dos mil personas se ponen de pie en una reunión, manifestando que quieren entregar su vida a Jesús, es una señal de que hay un avivamiento. El líder de la reunión pidió a todos los que no eran verdaderamente sinceros que se sentaran, y que permanecieran de pie solo aquellos que realmente querían rendir su vida al Señor. Unos pocos se sentaron, pero esa multitud de aproximadamente dos mil personas permaneció de pie, seria y conmovida, y participó de la oración que ofreció el Hermano Lindsay por ellos. El Espíritu de revelación provocó que muchos reconocieran sus pecados y desearan ser salvos.

El Hermano Branham contó cuál señal le dio Dios para lograr que las personas creyeran: al tomar la mano derecha de un enfermo con su mano izquierda, puede saber qué le sucede al paciente. Durante su visita a Finlandia, decenas de miles de personas se dieron cuenta de que este don obra con total precisión. El Hermano Branham confía por completo y con firmeza en Dios, Quien le ha dado el don. Se necesita fe para afirmar delante de 7.000 personas qué enfermedad está molestando a una persona que ve por primera vez en la vida. Sin embargo, Branham cree en Dios y dice lo que Dios le muestra por medio de la señal que aparece en su mano izquierda. Puede diagnosticar todo tipo de enfermedades, como cáncer, neumonía, enfermedades estomacales, problemas cardíacos, nerviosismo, tumores, epilepsia y demás. En la tarjeta que trae el enfermo menciona el tipo de enfermedad. Pero el Hermano Branham no mira la tarjeta. El intérprete lee lo que está escrito en la tarjeta, solo después de que el Hermano Branham lo ha declarado. Hasta enfermedades que los médicos no han podido diagnosticar, Branham ha sido capaz de determinarlas en un instante. Por ejemplo, se le acercó un hombre que había visto a varios médicos por una enfermedad en las piernas, estaban secándose y no podían encontrar nada malo en su cuerpo. Branham explicó que los nervios de sus piernas se estaban muriendo. Mencionó que este hombre enfermo sentía dolor en las piernas y los médicos no podían determinar la causa de la enfermedad, pero también declaró que Dios lo había sanado.


La siguiente descripción corresponde a una fotografía de la página 84:
¡El Messuhalli está lleno! Grandes multitudes están escuchando la reunión en un campo cercano, donde los altavoces transmiten todo lo que sucede en el interior.

Para terminar, hablaré un poco sobre cómo se organizaron las reuniones. La reunión comenzó con cantos y oración, como la mayoría de las reuniones de los Cristianos libres. Después de eso uno de los asociados del Hermano Branham habla. Por lo general no hablan mucho sobre lo que Dios ha hecho en las últimas reuniones, sino que principalmente mencionan lo que la Biblia dice sobre la sanidad de los enfermos, lo que Jesús enseñó e hizo. Esto incrementa la fe. Luego explican el Don que Dios le dio al Hermano Branham para sanar a los enfermos y el llamado que le hizo de ir a todas las naciones del mundo. Por medio de estas palabras, esperan aumentar la fe en que Dios quiere manifestar Su poder ahora mismo. También procuran que la gente desvié la mirada de un hombre hacia Aquél que dio dones a la gente.

Durante la reunión Howard Branham, el hermano de William, pasa entre los enfermos entregando 50 tarjetas de oración enumeradas, en las que se escribe el nombre del enfermo y la dirección, y se indica si el enfermo es salvo o no y cuál es su enfermedad. Sin embargo, los 50 que reciben la tarjeta de oración, no saben con certeza si tendrán un encuentro personal. Por turnos se escogen 10 o 15 números, y se llama a las personas con esos números. Si el Hermano Branham no pierde la fuerza, es posible que suban individualmente a la plataforma. Con este procedimiento los hermanos buscan eliminar todas las posibilidades de que se determine por percepción humana quién sube a la plataforma. Por tanto, la tarjeta de oración no garantiza que la persona tenga un encuentro personal.

Gracias a lo que Dios obra en la plataforma, la fe de la congregación se fortalece para que levanten la mirada hacia Él, que ha prometido ser su médico. En las reuniones de Finlandia, más personas recibieron sanidad sin que el Hermano Branham orara directamente por ellos, que aquellos que tuvieron un encuentro personal. Si solamente se espera la sanidad directamente de Dios y la vida espiritual de la persona no está conectada a un intermediario, entonces puede ocurrir un milagro sin importar si la persona tiene un encuentro personal o no. Además, cuando el Espíritu de Dios desciende, le muestra al Hermano Branham quiénes en la audiencia creen que Dios es un médico y él les dice cuál es su enfermedad y que Dios los ha sanado.

A medida que la fe aumenta, se puede hacer una línea de oración. El objetivo es que los enfermos pasen delante del Hermano Branham y de los hermanos que están a su lado en una fila larga. Él les impone las manos como está escrito en Marcos 16: “sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. De esa manera, hasta mil personas pueden entrar en contacto con el Hermano Branham en una noche. El don de sanidad que hay en el Hermano Branham no influye tanto como en los casos privados, pero la fe en que Dios es el médico y en Su Palabra ayuda a los enfermos a sanar.

Algunas personas tienen más fe en el mediador que en el Dios del mediador. Y cuando no consiguen una sensación fuerte por medio de la imposición de las manos del Hermano Branham, su fe no se pone en contacto con Dios. Por eso no reciben ayuda. Tanto el Hermano Branham como sus asociados se esfuerzan al máximo para animar a la gente a creer en que Dios es su médico. Cuando tienen éxito, los milagros ocurren.

Dentro de este contexto es importante mencionar que Dios no siempre sana al instante. En muchos casos el milagro ocurre de camino a casa, durante la noche o a veces mucho después. Está relacionado con los espíritus malignos de las enfermedades, los espíritus de enfermedad que se han instalado en un cuerpo humano. Estos espíritus quieren habitar en el cuerpo y no están dispuestos a salir. Pero si nos aferramos con fe a la sanidad que hemos recibido por fe, los demonios deben huir. A veces puede pasar algún tiempo, antes de que los espíritus de la enfermedad sean derrotados. Muchos que no entienden esto, empiezan a dudar al ver que el milagro no ocurre inmediatamente. El diablo murmura: "No pasó nada". Muchos le creen, dudan de Dios y al mismo tiempo pierden el fundamento de la sanidad.

También ha sucedido en muchas ocasiones que Dios se reúne con los enfermos y obra un milagro. Pero entonces el espíritu de la enfermedad se esfuerza por regresar. Muchos se han aferrado con fe a lo que Dios ha obrado y han permanecido sanos. Pero hay casos donde la duda se instala en el corazón y por eso la enfermedad vuelve a apoderarse de la persona. Ocurre igual con la salvación. Alguien ora, cree y es salvo. Pero entonces el diablo viene y siembra duda: “¡Eso no fue una experiencia real!”.¡Usted empieza a sentirse indigno! Piensa en todas las tentaciones y demás. Si esas tentaciones se apoderan de la persona, ya no puede vivir en esa salvación que recibió.

Cuando el Hermano Branham ora por los enfermos o en la línea de oración, pierde fuerza. El cuerpo humano es, después de todo, solo polvo. Descuidar las leyes de la vida de este tabernáculo de polvo es un crimen contra Aquél que dio la vida. Cuando el Hermano Branham recibió el don de sanidad al principio de su ministerio, oró durante horas por los enfermos hasta quedar exhausto. A veces quedaba tan agotado que pasaban semanas hasta poder regresar al ministerio. Ahora sus asociados se han puesto de acuerdo para vigilarlo. Y cuando ven que su fuerza comienza a disminuir, lo retiran de la reunión. Y entonces uno de los otros ministros termina la reunión.